Entrevista
Por Semana
Superados sus quebrantos de salud en Cuba, Rodrigo Londoño, antes Timochenko, da su primera entrevista como candidato del partido Farc. Habla de su plan de gobierno, su visión de la economía y de Álvaro Uribe.
SEMANA: Para empezar, ¿cómo prefiere que le digan en esta etapa de su vida? ¿Rodrigo Londoño? ¿Timochenko?
RODRIGO LONDOÑO: Llámenme Rodrigo.
SEMANA: ¿Cómo los ha recibido el país?
R.L.: Mejor de lo que esperábamos. Obviamente, algunos sectores son reacios a nuestra presencia en la vida civil. Sobre todo la derecha, que no ha querido reconocer que estamos en una etapa histórica. Pero la aceptación ha superado nuestras expectativas.
SEMANA: Pero en las encuestas su imagen es muy mala, y las mediciones reflejan que entre los colombianos las Farc (hoy la Farc) todavía tienen un gran rechazo…
R.L.: Esa imagen tan negativa se ha venido superando. Es sumamente difícil para nosotros tener una imagen positiva tras diez años de una campaña mediática en la que siempre se nos pintó como monstruos. Como no teníamos medios de comunicación, nunca podíamos dar nuestra versión de la historia.
SEMANA: Pero ustedes cometieron muchas atrocidades. Ese no es un invento mediático ni de la sociedad…
R.L.: Sobre esto le voy a contestar dos cosas. En primer lugar, nosotros estábamos en guerra y en la guerra no se mandan flores. Y en segundo lugar, en el acuerdo de paz que firmamos se estableció una Comisión de la Verdad a través de la cual el país se dará cuenta de que muchas de las barbaridades que nos imputan son exageraciones. El país se va a sorprender con la verdad.
SEMANA: ¿Cuál es la principal bandera de la campaña de usted como candidato y de la Farc como partido?
R.L.: Ofrecemos un gobierno de transición para el cambio y la reconciliación. Como llevaría horas explicar en detalle nuestro programa, se lo voy a resumir en estas palabras: equidad, transparencia, democracia, participación, paz sostenible, reconciliación y reparación.
SEMANA: Ya que habla usted de reparación, de esta no se ha visto mucho…
R.L.: En La Habana las dos partes acordamos la reparación de las víctimas como un aspecto clave. ¿Qué pasó? Los sectores retardatarios del país han entorpecido ese proceso con ejemplos como el sabotaje de las 16 circunscripciones especiales de paz que se habían creado para las víctimas. Si se está hablando de incumplimiento en materia de reparación, lo único que queda claro es que no hemos sido los únicos. La Farc tiene toda la intención de cumplirles a las víctimas.
SEMANA: Eso suena más teórico que real. Para muchas personas la verdadera reparación es la económica. ¿Qué piensa de la posibilidad de reparar económicamente a las víctimas?
R.L.: Para nosotros hay otros tipos de reparación además de la económica, y estos tienen que ver principalmente con aportar la verdad. Hemos estado en muchos actos de perdón como el de Bojayá, la Chinita, la Asamblea del Valle, el Nogal. En Cartagena yo pedí perdón públicamente en nombre de todas las Farc. Tenemos la plena disposición de hacer lo mismo en todos los escenarios donde sea necesario.
SEMANA: ¿Y la reparación económica qué?
R.L.: Ya que está hablando de plata, hemos entregado la totalidad de los bienes.
Se ha tratado de ridiculizar ese listado, caricaturizando algunos elementos como escobas y exprimidores. Eso fue porque en el inventario incluimos todo lo que teníamos. Por otra parte, el fiscal ha tratado de hacer política dando ruedas de prensa cada 20 días, diciendo que ha incautado algunas propiedades nuestras que no habíamos declarado. Por lo general, esas propiedades son de fincas que colonos han trabajado por generaciones y que no son, como dicen, testaferros nuestros.
SEMANA: También el fiscal dice que ustedes tienen cuantiosas cuentas en el extranjero y ha mencionado países como Nicaragua y Costa Rica como lugares donde están las cuentas…
R.L.: Ese es uno de los mitos que se han creado para desacreditarnos. La revista The Economist llegó a decir que teníamos 10.000 millones de dólares. Si tuviéramos esa plata, habríamos ganado la guerra hace 10 años.
Además, todo el que conoce el mundo financiero sabe que ya es imposible hacer transacciones multimillonarias a través de sus canales. Hoy en día hasta la compra de un televisor queda registrada.
SEMANA: ¿Y en dónde están todos esos bienes?
R.L.: El gobierno no se ha apersonado de ellos y se están pudriendo o se los están robando. Esa falta de acción del gobierno retrasa y puede inviabilizar la reparación a las víctimas.
SEMANA: Pero usted entiende que con la dimensión del Ejército que tenían, nadie va a creer que entregaron todo…
R.L.: Cuando una organización es tan grande y clandestina y tiene presencia en todo el territorio nacional, siempre puede aparecer algo no registrado. Pero eso no quiere decir que haya un engaño. En las circunstancias de la guerra no todo es blanco o negro. Como por definición todas nuestras actividades fueron clandestinas y nuestras zonas de operación eran fundamentalmente baldíos o zonas sin presencia del Estado, es difícil saber qué es qué. Algún mando pudo haber muerto y los bienes que tenía bajo su responsabilidad son casi imposibles de identificar.
SEMANA: Ahora pasemos al tema económico. En términos de expropiación, ¿ustedes irían más allá de lo que se permite en la actualidad?
R.L.: Nosotros estamos frente a un modelo económico que ha mostrado ineficacia. Pensamos en un modelo en el que se respeta la propiedad privada, pero se amplía a la solidaria, la social y la comunitaria. Nosotros vemos la proyección en términos de desarrollo económico humano y no de crecimiento económico.
SEMANA: Denos un ejemplo concreto, porque con esa frase está de acuerdo hasta Álvaro Uribe…
R.L.: Nosotros consideramos que las tierras que no son productivas pueden ser expropiadas y eso no es un invento de la Farc, sino que está en la Constitución. Además, ustedes saben que la distribución de la tierra en Colombia es de las más desiguales del mundo. Aquí unas 100 personas pueden ser dueñas de la mitad del país.
SEMANA: Es verdad que la distribución de la tierra es muy inequitativa. Pero decir que hay millones de hectáreas improductivas es una exageración. Por lo general, todo el que tiene tierra tiene una vaca o un cultivo.
R.L.: Eso no es tan así. Según cifras oficiales del Censo Agropecuario de 2014, hay poco más de 36 millones de hectáreas subutilizadas en ganadería extensiva. Creemos que la economía campesina es mucho más productiva.
SEMANA: Pero no nos metamos en ese debate. Varios candidatos han propuesto bajar los impuestos, ¿cuál es la posición de la Farc?
R.L.: Si en algo coincidimos con los neoliberales, es en que el nivel de impuestos que están pagando las empresas puede ser demasiado alto. Pero igualmente nos parece que lo que están pagando los particulares con grandes fortunas es demasiado bajo. Todos sabemos que porcentualmente paga más una secretaria de sus ingresos que el dueño de la empresa. Algunos tienen que pagar más de lo que pagan hoy y otros menos. Y también hay que eliminar muchas de esas exenciones que se acercan a los 50 billones de pesos y que representan un hueco para el Estado y no contribuyen a la sociedad. En lo que sí seríamos implacables es en la confiscación de los dineros producto de la evasión de impuestos encontrados en cuentas en el extranjero.
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SEMANA: ¿Cuál es su balance del régimen castrochavista venezolano?
R.L.: El castrochavismo es un fantasma que han utilizado los sectores retardatarios para asustar con cualquier movimiento que piense en términos de equidad y justicia. Obviamente, nadie quiere que se repita la crisis que se está viviendo en ese país. Yo creo que con los aciertos y errores de esa experiencia hemos aprendido todos.
SEMANA: ¿Qué han aprendido?
R.L.: Que las políticas sociales no pueden ir en contra de la responsabilidad fiscal. Las políticas sociales tienen que tener como base el desarrollo económico y no depender exclusivamente de los subsidios. Lo que yo nunca haría es dar casas gratis, por ejemplo. Todo beneficio debe tener un costo social. Otra enseñanza del modelo venezolano es que no se puede vivir únicamente de la renta, hay que desarrollar la industria.
SEMANA: ¿Cuál es su opinión sobre los tratados del libre comercio?
R.L.: Que nos están llevando a la ruina. Que hay que revisarlos en términos más equilibrados para países del tercer mundo como Colombia. Nosotros propondremos los cambios necesarios para permitir que se desarrolle la producción nacional.
SEMANA: En materia de política minera, ¿cuál es su posición frente a la minería ilegal y las consultas populares?
R.L.: Nosotros tenemos una interpretación diferente frente a quienes son considerados ilegales en la minería. Muchas veces los que ustedes describen así son personas pobres que subsisten con base en una explotación artesanal. En cierta forma, se trata de algo parecido al cultivador de coca que no tiene nada que ver con el capo. Pero en minería también hay capos y esos son los ilegales para nosotros. Muchas veces los dueños de las dragas son los más poderosos de la región. Nuestro programa aspira a acelerar la transición de la minería extractiva al desarrollo de un modelo más sostenible como el agrícola.
SEMANA: ¿Y en cuanto a las consultas populares que han paralizado la explotación en algunas zonas?
R.L.: Apoyamos las consultas. La participación ciudadana es la esencia de nuestro programa y el medioambiente es una de nuestras prioridades. El desafío es impulsar el desarrollo económico respetando la naturaleza.
SEMANA: ¿Ustedes nacionalizarían algunas empresas o sectores de la economía?
R.L.: Ese es un tema espinoso para ponerse a especular. Pero lo que sí queremos dejar claro es que respetamos la propiedad privada, pero creemos que debe estar articulada con prácticas de responsabilidad social. Cualquier política que se adelante con fines de equidad será desarrollada en el marco del concepto de la función social de la propiedad que hoy protege la Constitución.
SEMANA: ¿Usted es partidario de flexibilizar la regla fiscal?
R.L.: No voy a tirármelas de economista cuando no lo soy. Eso lo manejará mi ministro o ministra de Hacienda.
SEMANA: Comencemos con las preguntas políticas. ¿Por qué decidieron ir solos a primera vuelta?
R.L.: Esa no era nuestra intención original. Pensamos que después de medio siglo de guerra había sectores en el país que consideraban necesario hacer una gran coalición que permitiera elegir un gobierno de transición. En términos concretos, eso quiere decir un gobierno que permitiera pasar de la guerra a la paz. Esa propuesta fue satanizada y por eso llegaremos solos a la primera vuelta.
SEMANA: Si ustedes llegan a pasar a la segunda vuelta, ¿quién cree que sería su contendor?
R.L.: Estamos convencidos de que en la segunda vuelta habrá una coalición de derecha. Consideramos que derrotarla es responsabilidad no solo de la Farc, sino de todo el país.
SEMANA: ¿Cuál es el político al que más le teme?
R.L: Álvaro Uribe Vélez. Y no lo digo en términos personales, sino en términos del daño que le puede hacer al país.
SEMANA: Entonces, ¿cómo explica la popularidad que tiene el expresidente?
R.L.: Los hombres más peligrosos de la historia han sido los más populares. Evidencia de ello es el caso de Hitler y Mussolini.
SEMANA: ¿Cuántos calcula que podrían ser los disidentes de las Farc?
R.L.: Esos no son disidentes. Son desertores. Son personas que no quisieron acogerse a los acuerdos y que no tienen ningún proyecto político. La cifra exacta no la sé, pero porcentualmente es insignificante frente al tamaño de la fuerza que se comprometió con la paz.
SEMANA: ¿Qué cree que va a pasar con el ELN?
R.L.: Yo creo que ellos no descartan la salida política. Estoy seguro que recogerán el clamor de la gente de que la guerra se tiene que acabar. Ese es un proceso muy difícil y puede que no termine con este gobierno, pero yo soy optimista.
SEMANA: En el país hay una gran preocupación por el asesinato de líderes sociales. ¿Ustedes creen que se trata de crímenes individuales o de una estrategia sistemática?
R.L.: Creemos más lo segundo que lo primero. En todo caso, no se trata de líos de faldas, como algunos han dicho. Para nosotros es claro que hay sectores que quieren imponer una política del miedo.
SEMANA: Y ya para terminar, ¿en qué va su salud?
R.L.: Estoy muy bien. Estoy listo para hacer campaña y para gobernar.
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