Análisis
Por María Méndez
Fundación Colombia Soberana
Ya pasaron 26 años del vil asesinato del compañero Bernardo Jaramillo. La oligarquía con sus fuerzas militares y paramilitares intentaban detener a toda costa la construcción de ese bello sueño que es nuestra Colombia. Si NUESTRA Colombia, la de todos con nuestras diferencias y particularidades, la Colombia de nuestros sueños.
Estábamos también en tiempos de diálogos, tal como ahora, y al igual que entonces comenzó el exterminio. La sangre de nuestros compañeros brotó repentina, sistemática y brutalmente. La bestia violenta pensó que nos habían acabado. Para asegurarse que la llama no prendiera, no solo arremetió contra las guerrillas, también contra el pueblo. Dos masacres por semana son muestra de la brutalidad y el terror. Pero seguimos soñando con Colombia
Otro proceso de paz, otra arremetida de la ultraderecha y el gobierno, no solo contra las comunidades de la Zona de Despeje del Caguán, sino contra los que fueron a las Audiencias Públicas, contra las asociaciones campesinas, contra el movimiento social y contra los comunistas. Pero continuamos soñando con Colombia.
Hoy este sueño está más cerca. Los acuerdos de 4 de 6 puntos de la Agenda, los avances significativos en los puntos pendientes, el apoyo internacional, el compromiso del imperio de colaborar con los que sea posible para la construcción de la paz de Colombia y la esperanza de todos los colombianos en estos diálogos, no han podido ser marchitados por los tropiezos normales de la mesa, las decisiones unilaterales del gobierno que ponen trabas al desarrollo de los diálogos, la expansión paramilitar y la muerte de nuestros compañeros que lamentablemente prende las alarmas del exterminio que se acerca con paso decidido.
Juan Manuel Santos había anunciado que hoy sería el día decisivo para la firma del acuerdo. Tuvo que dar su brazo a torcer y entender que la paz no es un papel que se firma, que después de 51 años las condiciones que generaron el conflicto se han profundizado y las consecuencias de la guerra tan brutal se han extendido. Esto no se soluciona de la noche a la mañana y por capricho del presidente.
El conflicto colombiano, sobretodo el social, no es solo competencia del gobierno y las FARC-EP, es responsabilidad de todos, porque Colombia es de todos, es el sueños de todos, debemos luchar hasta más allá de nuestras fuerzas para construir ese sueño. No dejemos que el miedo nos impida soñar, que las voces de los que se benefician de la guerra nos engañen, no permitamos que nadie nos quite lo único que muchos años de terror no nos ha podido quitar: La capacidad de soñar. Soñemos con la paz, soñemos con Colombia.
Venga esa mano país, al calor de las movilizaciones, vamos por la paz.
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