#BasesYankeesGoHome

Campaña #SoberaniaYLibertadYa

Por Danilo Peralta Barrera

       Oficina de Investigaciones Económico Sociales IES
       Fundación Colombia Soberana

La Campaña Soberanía y Libertad (#SoberaniaYLibertadYa) es una iniciativa de lucha por la soberanía alimentaria, territorial y jurídica en Colombia. 

Hoy queremos referirnos a la soberanía territorial, pues, aunque decimos ser un país libre y soberano, literalmente somos una neocolonia en materia económica y política pero principalmente en materia militar. Estados Unidos nos ha invadido con sus bases militares. En forma ilegal e inconstitucional, pasando por encima del Congreso de la República, en el año 2009 Uribe firmó un acuerdo con los yanquis para establecer siete bases militares en nuestro territorio, que en realidad son quince. Con estas se totalizan cerca de 870 en 46 países, lo cual muestra claramente que EE. UU. Ha invadido el mundo, como lo afirmaba Alfredo Jalife en La Jornada, el 10 de agosto de 2009.  Sin embargo, estudiosos del asunto dicen que en total son unas 1.250, en más de 100 países. 

Un libro documentado sobre este tema fue escrito por Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa y se titula “Colombia y el imperialismo contemporáneo. Un eslabón geoestratégico de los Estados Unidos” publicado por Ocean Sur en 2014. Aquí  se analiza con precisión el control que EE UU ejerce sobre Colombia y América Latina donde “impulsa procesos que se inscriben en la órbita de la acumulación por desposesión. Ello incluye la mercantilización de los bienes comunes —el agua, la biodiversidad, los bosques y los saberes ancestrales de los pueblos indígenas—, el renacer de la extracción minera y las economías primario exportadoras, la desindustrialización, el despojo territorial, la expropiación de indígenas, afros y campesinos, y la militarización de la vida cotidiana”.

La sumisión de los gobiernos de turno colombianos ha sido total al imperialismo estadounidense que ha convertido nuestro país en el "Israel de Suramérica”:  Desde los años sesenta han establecido el Plan Laso (Latin American Security Operation), el Plan Colombia hace 15 años, los Tratados de Libre Comercio, las bases militares gringas, la guerra mediática contra la República Bolivariana de Venezuela, la “Alianza del Pacífico” y el saboteo permanente al ALBA, UNASUR y MERCOSUR, la invasión con aviones que decolaron de la Base de Manta el primero de marzo de 2008 para bombardear  en Sucumbíos, Ecuador, un campamento guerrillero, asesinando veintiséis personas. Todo ello demuestra el grado de abyección de nuestras oligarquías.

Una base militar “es un sitio en que un ejército entrena, prepara y almacena sus maquinarias de guerra. Se puede hablar, según sus funciones específicas, de cuatro tipos de bases militares: aéreas, terrestres, navales y de comunicación y vigilancia. Como el imperialismo estadounidense ve a la superficie terrestre como un inmenso campo de batalla, las bases o instalaciones militares de diversa naturaleza están repartidas en una rejilla de mando dividida en cinco unidades espaciales y cuatro unidades especiales (Comandos Combatientes Unificados). Cada unidad está situada bajo el mando de un general. La superficie terrestre está entonces considerada como un vasto campo de batalla que puede ser patrullado o vigilado constantemente a partir de estas bases” (Dufour, 2007).

Las principales razones para establecer las bases militares son: “el interés de Estados Unidos en apoderarse del petróleo de Venezuela y de los recursos naturales de la región Andino-Amazónica; la pretensión de sabotear los intentos de unidad de América Latina, en especial el ALBA; y el interés en impedir la consolidación de procesos nacionalistas en ciertos países de la región”. 

El acuerdo militar firmado de 2009 entre el gobierno colombiano y estadounidense es la continuación del mal llamado Plan Colombia, iniciado hace quince años, escrito por el Gobierno de EE.UU. y luego dado a conocer en Colombia. Se presentó como un acuerdo contra el narcotráfico, pero realmente se trató de un proyecto contrainsurgente para fortalecer el aparato militar colombiano, que había recibido duros golpes de la guerrilla. Razón fundamental del mismo es el control de la región amazónica, zona geopolítica esencial para EEUU. 

El gobierno colombiano aumentó el gasto militar de Colombia al 6,5 del PIB, una de las cifras más altas del mundo. Las Fuerzas Armadas tienen cerca de medio millón de efectivos, mientras que en el 2008 el ejército tenía 210.000 miembros. 

Colombia es muy importante para EE UU por las siguientes razones:

1. Privilegiada ubicación espacial, situada entre el sur y el centro de América; por ser el único país sudamericano que tiene costas en dos océanos; 

2. Extraordinaria biodiversidad y fuentes de agua dulce; 

3. Sus riquezas forestales y minerales, aunque estas últimas no sean tan abundantes y variadas como las de Perú; 

4. En ese territorio se pueden implantar sistemas aéreos y satelitales de control militar para vigilar y agredir a cualquier país de la región. 

5. Las clases dominantes de Colombia han mostrado históricamente su condición de cipayos baratos del imperialismo estadounidense y,

6. En territorio colombiano se libra una guerra desde hace más de medio siglo, como expresión de una permanente rebelión campesina contra el poder de gamonales y terratenientes. Estas razones explican por qué en las actuales circunstancias Colombia es tan importante para EEUU.

El imperialismo estadounidense ha propuesto cuatro modelos bases en nuestro continente: bases de gran tamaño, tipo Guantánamo, en donde hay instalaciones militares completas, ocupadas en forma permanente por efectivos militares y sus familias; bases de tamaño medio, como la de Palmerola, que cuenta con amplias instalaciones que están ocupadas por un personal que se renueva cada semestre; bases pequeñas, bautizadas con el eufemismo de Cooperative Security Locations (CSL), “localidades de seguridad cooperativa”, como las de Curaçao o Comalapa, en donde hay poco personal, pero tienen una importante capacidad operativa en materia de telecomunicaciones y de información, la cual es transmitida a territorio de los Estados Unidos; bases micro, son sitios de tránsito que se usan para permitir el avituallamiento de los aviones, los que luego despegan hacia sus objetivos, como ejemplo de lo cual puede mencionarse la base de Iquitos, en el Perú.

Antes del acuerdo de 2009, operaban bases militares de EEUU en sitios como Tres Esquinas y Larandia. Militares y mercenarios de los Estados Unidos hacían presencia en Tolemaida y Palanquero, y en otras instalaciones militares.

Las bases se encuentran distribuidas en puntos estratégicos del territorio colombiano, en las dos costas, en zonas selváticas y en pleno centro del país. Por la velocidad de los aviones militares de EEUU y el radio de acción de la tecnología satelital usada para espiar a miles de kilómetros de distancia, se dice que Colombia se ha convertido en el portaaviones terrestre del imperialismo estadounidense. Esto es realidad, puesto que otras instalaciones militares hace tiempo son manejadas por EEUU, como la base de Marandúa, el Vichada. Lo mismo ocurre con las bases de Tres Esquinas y Larandia, en el Caquetá, que han sido utilizadas para operaciones aéreas y de inteligencia de las fuerzas armadas de EEUU. Desde allí decolan los aviones que fumigan con glifosato las parcelas de indígenas y campesinos en el sur del país.

La imposición de las bases en una zona estratégica como Colombia apunta al control estadounidense, de importantes recursos naturales que se encuentran en la zona andino-amazónica, empezando por el petróleo. Al respecto sobresale Venezuela, que cuenta con importantes reservas de crudo, que lo ubican entre los primeros productores a nivel mundial. 

América Latina es de gran importancia para EEUU pues suministra el 25 % de todos los recursos naturales y energéticos que necesita dicho país. En América Latina y el Caribe se encuentra el 25 % de los bosques y el 40 % de la biodiversidad del globo, cerca de un tercio de las reservas mundiales de cobre, bauxita y plata, 27 % del carbón, 24 % del petróleo, 8 % del gas y 5 % del uranio. Contiene el 35 % de la potencia hidroenergética mundial. Venezuela es el tercer proveedor Mundial, México el cuarto y Colombia el séptimo.

EEUU, principal consumidor de hidrocarburos, depende en gran medida de los recursos materiales y energéticos ubicados en otros países y por ello ha desencadenado una guerra mundial por el control de los recursos del mundo. Y ahí Venezuela es primordial por la magnitud de sus reservas. En estudio reciente del Servicio Geológico de EEUU, se informa que la franja del Orinoco tiene unos 513.000 millones de barriles, el doble de reservas de petróleo que Arabia Saudita, primer productor mundial de crudo en la actualidad que era el país con las reservas más grandes del mundo, con 266.000 millones de barriles. 

De ahí la importancia estratégica de Venezuela para EEUU, como lo afirman hace tiempo s ideólogos y portavoces del complejo militar-industrial-petrolero yanqui. El senador republicano Paul Coverdale, primer ponente del Plan Colombia, afirmó en 1998 que “para controlar a Venezuela es necesario ocupar militarmente a Colombia”. 

En 2000, este mismo personaje reafirmó con más detalles: “Aunque muchos ciudadanos teman otro Vietnam, resulta necesario, porque Venezuela tiene petróleo. Venezuela tiene animadversión por Estados Unidos, éste debe intervenir en Colombia para dominar a Venezuela. Y puesto, que Ecuador también resulta vital, y los indios de allí son peligrosos, los Estados Unidos, también tienen que intervenir ese país. [...] Si mi país está librando una guerra civilizadora en el remoto Iraq, seguro estoy que también puede hacerlo en Colombia, y dominarla a ella y a sus vecinos: Venezuela y Ecuador”.

Canadá, México y Venezuela, forman parte del grupo de los cuatro principales suministradores de energía a EEUU, los tres localizados dentro del hemisferio occidental. En los próximos veinte años EEUU requerirá 31 % más producción de petróleo y 62 % más de gas natural, y América Latina se está transformando en un líder mundial energético con sus vastas reservas petroleras y de producción de gas y petróleo.

EEUU también busca apoderarse de: el gas de Bolivia, el petróleo de Ecuador, el agua, la biodiversidad y los recursos forestales de Colombia y Brasil, mas todo lo que pueda “extraerse y mercantilizarse para provecho del imperialismo y sus empresas, como los saberes indígenas de los milenarios habitantes de selvas y bosques de América Central y Sudamérica”.

La “imposición de las bases militares en Colombia se relaciona de manera directa con la decisión del gobierno de los Estados Unidos, y de sus lacayos de América del Sur, de oponerse a los gobiernos nacionalistas surgidos en varios países de la región en los últimos años”. Sobre ello, “un documento de mayo de 2009 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos enfatiza la importancia de la base de Palanquero, en el centro de Colombia, al recalcar que nos da una oportunidad única para las operaciones de espectro completo en una subregión crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante por las insurgencias terroristas financiadas con el narcotráfico, los gobiernos antiestadounidenses, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales”.

Los procesos de integración latinoamericanos, como el ALBA, UNASUR, MERCOSUR y CELAC no son aceptados por EEUU y sus aliados, como lo demuestra el caso de Honduras, en el golpe contra su presidente constitucional, para impedir la vinculación efectiva de ese país al ALBA y la actual arremetida contra la República Bolivariana de Venezuela. Esto indica que para el imperialismo y sus multinacionales la existencia de estos procesos debe sabotearse.

Exposición de Renán Vega Cantor: