Análisis
Colombia Soberana
Adolfo Atehortua recibe amenazas por su defensa de la universidad pública. Esto es grave y Colombia Soberana acompaña a este hombre, tanto en su defensa de la educación, como en la preocupante situación en la que se halla.
Sin embargo no es la primera vez, lastimosamente. Colombia es un país en el cual la represión y la estigmatización son el pan que alimenta cementerios y fosas comunes, cuando no caimanes. ¿Ejemplos? ... cuando hablo de esto todavía hay ciertos despistados que me piden apoyar mis teorías con ejemplos.
No debiera ser así. más de cinco mil víctimas de la Unión Patriótica, centenares de estudiantes, sindicalistas, campesinos, defensores de derechos humanos y un largo etcétera de muertos y desaparecidos tendrían que bastar. A pesar de esta lista, el culto a la muerte en Colombia es tan grande, que si uno no cuenta con pelos y señales una masacre o un asesinato no le creen. No me prestaré para alimentar a los carroñeros, este escrito se plantea para ir más allá.
Aquí quiero exponer unas ideas para iniciar un debate que varios sectores han pasado por alto, pero que quizás sea, junto a la situación de la tierra en el país, causante de la gran desigualdad, un factor de atraso enorme y un tizón que alimenta el fuego del conflicto armado: la libertad de pensamiento y opinión. Nuestro enlutado país parece ser el rey de la represión contra todo tipo de pensamientos o acciones que puedan ser diferentes a los establecidos desde la pequeña franja dominante.
Creo que la libertad de debate en Colombia es un tema importante para la paz, y no hablo de la paz como cese del conflicto armado. Hablo de la paz como el estado en el cual las ideas se puedan discutir, retroalimentar, unificar si es posible y donde hayan las herramientas adecuadas para evitar un conflicto bélico de no serlo. Hablo de una paz en que los conflictos sean una posibilidad de desarrollarnos, crecer mutuamente, compartir, entender, crear y amar.
Pero aquí el libre debate no se ha dado. Me parece terrible que alguien tenga que esconder sus verdaderos sentimientos, ideas y vida por miedo a ser asesinado. Lo vimos antes de la existencia de las guerrillas liberales, es más, si observamos con detenimiento esta época, podremos darnos cuenta que se dan estos grupos por dos pensamientos encontrados: el liberal y el conservador. Porque lo que ocurrió fuera de Bogotá y de las grandes ciudades no es el choque de dos partidos políticos, es el choque de dos ideas. La Violencia, curioso nombre para una época en un país que a sufrido de este mal desde el "descubrimiento", es otro ejemplo esto.
Y todo nos lleva al hecho de que no podemos esperar que todo el mundo piense igual, pero sobre todo a la necesidad de que las clases dominantes entiendan que solo unos poquitos están dispuestos a admitir que ellos se queden con todo y los demás con los brazos cruzados y el estómago desocupado.
Siguiendo los sucesos nos encontramos a Marquetalia, o como diría Álvaro Gómez Hurtado, las Repúblicas Independientes. Grave error del conservador, grave error de los militares. Si mal no recuerdo, por esa época se promulga el Programa Agrario, documento que al mirarlo con detenimiento en sus ocho puntos plantea una idea digna de haber sido discutida, escuchada y debatida, con esto nos hubiéramos ahorrado mucha sangre. En vez, se lanzaron contra estos poblados dando inicio al grupo guerrillero que hoy conocemos como Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo FARC-EP.
Y proseguimos en el gran caudal de sangre que es la historia colombiana. Durante décadas todo aquel que quiere debatir abierta y extensamente los problemas de la sociedad colombiana ha sido tildado, encarcelado, asesinado, torturado, desaparecido, o simplemente entra a engrosar, por fuerza mayor, las filas de las guerrillas colombianas, como único instrumento para defender su vida y pensamiento.
En conclusión, creo que los dos grandes problemas a resolver en Colombia, antes de pensar en el cese del conflicto armado, son la tierra y el libre debate. No hay paz, y menos express, en un país en que la desigualdad es tan grande y en donde no se permite y se reprime con fuerza a las personas que pueden aportar ideas nuevas.
La libertad no es, de ninguna manera, la capacidad que tengo para hacer lo que quiero. Tampoco es, como nos pintan los medios de comunicación y la clase dominante, estar a la moda, comprar, endeudarnos y morirnos de hambre. La libertad es poder expresarnos, participar más allá del voto, tener justicia social y aportar a la sociedad desde nuestros entornos con nuestras ideas.
A continuación el video de Razón Pública Libre Debate En Colombia
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