Opinión
Colombia Soberana
Para Alianza de Medios y Periodistas por la Paz con Justicia Social (AMP)
La idea de este humilde blog es luchar por la libertad, en el caso de este escrito la los presos de guerra, políticos y de consciencia, pero sobre todo, de los que no son parte armada del conflicto colombiano y están presos por horrores judiciales, falsos testigos, engaños y un sin número de adefesios “legales” que constituyen un secuestro carcelario y judicial, aparte de ser un gran pisoteo a la Constitución, a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
En el caso del secuestro carcelario se juntan, no solo una cantidad de factores y delitos, sino también de actores. Los primeros son los autores intelectuales. Entre ellos está el pomposo presidente de alguna parte de los colombianos, de los que tienen plata. El pide resultados: exige a sus fuerzas militares más sangre, más vidas, más presos, criminaliza sectores sociales, hace acusaciones irresponsables, devora sueños y quita esperanzas.
Al pie de este nunca satisfecho mandatarios están sus aliados políticos, sus caballitos de batalla en la rama legislativa, sus sirvientes en la judicial, sus peones amenazando, culpando, implantando “evidencia”, inventándose “computadores milagrosos” quebrando espíritus, masacrando cuerpos, torturando amores, acabando bellas historias, sacrificando el mañana.
Pero quizás en actor más responsable, más criminal, más malvado, más culpable es el testigo de la situación, el testigo que calla, el que acusa con más fuerza y se encarga de que “su verdad” sea escuchada por todos. El eje que completa esta macabra maquinaria y hace de estos engaños una verdad irreprochable es el sistema de comunicación.
En La Carta Abierta a Las y Los profesionales de la Comunicación, escrita por Isabel Suárez dice que “Se suele definir el actual sistema comunicativo como eje central del sistema social y a los medios de comunicación como referentes básicos de la ciudadanía a la hora de fijar su interés en unos u otros temas de actualidad, conformar su opinión sobre estos y transmitir valores sociales. Al referirnos a las empresas periodísticas y a los medios de comunicación, en ocasiones da la impresión de que estamos hablando de entes abstractos y solemos pasar por alto el hecho evidente de que están constituidos por periodistas que día a día desarrollan su labor informativa.”
Pero ¿qué tanto se está informando realmente cuando el periodismo colombiano está carcomido por los gusanos del odio, de la irresponsabilidad, de la corrupción y la autocensura? No es un secreto para nadie que los medios masivos en este país y en el mundo están al servicio de la política dominante, pero sobre todo, del sistema económico.
José Martí decía que “la libertad es el derecho que tiene todo hombre a ser honrado, y a pensar y hablar sin hipocresía”. En el periodismo hipocresía sobra cuando no hay responsabilidad, y esta no existe si se repite como lora mojada todo lo que sus jefes y el gobierno le dice que “informe”.
El comunicador tiene que ejercer su función investigativa y social. El bello ejercicio de informar y ser referentes de opinión se debe basar en la dignidad, el respeto, la solidaridad, la verdad y la libertad. Este último valor es el más importante y tiene varias facetas, una de ellas es la libertad del mismo comunicador y no es libre un periodista que se enorgullece de estar al lado del poder, de consentirlo, de recibir regalitos y mimos. Este no es digno de su carrera, no es más que un idiota útil y “dama de compañía”, eso es lo que es la gran prensa una mentirosa y vil casquivana.
Hoy deseo hacer un llamado a los colegas que ejercen esta bella profesión para que miremos más allá de las grandes empresas, de los mandatos dictatoriales del gobierno, del miedo a hablar y de la censura y auto censura. Trabajemos para informar realmente al pueblo que es nuestro verdadero jefe, al que le debemos verdad, ayuda y libertad.
Colombia Soberana
Para Alianza de Medios y Periodistas por la Paz con Justicia Social (AMP)
“La libertad no es la licencia para realizar cualquier cosa.”
Mahatma Gandhi
En el caso del secuestro carcelario se juntan, no solo una cantidad de factores y delitos, sino también de actores. Los primeros son los autores intelectuales. Entre ellos está el pomposo presidente de alguna parte de los colombianos, de los que tienen plata. El pide resultados: exige a sus fuerzas militares más sangre, más vidas, más presos, criminaliza sectores sociales, hace acusaciones irresponsables, devora sueños y quita esperanzas.
Al pie de este nunca satisfecho mandatarios están sus aliados políticos, sus caballitos de batalla en la rama legislativa, sus sirvientes en la judicial, sus peones amenazando, culpando, implantando “evidencia”, inventándose “computadores milagrosos” quebrando espíritus, masacrando cuerpos, torturando amores, acabando bellas historias, sacrificando el mañana.
Pero quizás en actor más responsable, más criminal, más malvado, más culpable es el testigo de la situación, el testigo que calla, el que acusa con más fuerza y se encarga de que “su verdad” sea escuchada por todos. El eje que completa esta macabra maquinaria y hace de estos engaños una verdad irreprochable es el sistema de comunicación.
En La Carta Abierta a Las y Los profesionales de la Comunicación, escrita por Isabel Suárez dice que “Se suele definir el actual sistema comunicativo como eje central del sistema social y a los medios de comunicación como referentes básicos de la ciudadanía a la hora de fijar su interés en unos u otros temas de actualidad, conformar su opinión sobre estos y transmitir valores sociales. Al referirnos a las empresas periodísticas y a los medios de comunicación, en ocasiones da la impresión de que estamos hablando de entes abstractos y solemos pasar por alto el hecho evidente de que están constituidos por periodistas que día a día desarrollan su labor informativa.”
Pero ¿qué tanto se está informando realmente cuando el periodismo colombiano está carcomido por los gusanos del odio, de la irresponsabilidad, de la corrupción y la autocensura? No es un secreto para nadie que los medios masivos en este país y en el mundo están al servicio de la política dominante, pero sobre todo, del sistema económico.
José Martí decía que “la libertad es el derecho que tiene todo hombre a ser honrado, y a pensar y hablar sin hipocresía”. En el periodismo hipocresía sobra cuando no hay responsabilidad, y esta no existe si se repite como lora mojada todo lo que sus jefes y el gobierno le dice que “informe”.
El comunicador tiene que ejercer su función investigativa y social. El bello ejercicio de informar y ser referentes de opinión se debe basar en la dignidad, el respeto, la solidaridad, la verdad y la libertad. Este último valor es el más importante y tiene varias facetas, una de ellas es la libertad del mismo comunicador y no es libre un periodista que se enorgullece de estar al lado del poder, de consentirlo, de recibir regalitos y mimos. Este no es digno de su carrera, no es más que un idiota útil y “dama de compañía”, eso es lo que es la gran prensa una mentirosa y vil casquivana.
Hoy deseo hacer un llamado a los colegas que ejercen esta bella profesión para que miremos más allá de las grandes empresas, de los mandatos dictatoriales del gobierno, del miedo a hablar y de la censura y auto censura. Trabajemos para informar realmente al pueblo que es nuestro verdadero jefe, al que le debemos verdad, ayuda y libertad.
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