Análisis Por León Valencia No le ha ido bien a Uribe en las últimas semanas. Su figura empieza a perder terreno considerable en las encuestas. Cae paulatinamente su favorabilidad y el desfavorable llegó a un 40 por ciento en el último sondeo de Gallup. Eso es bravo para un hombre acostumbrado a un alto grado de aceptación. La s negociaciones de paz avanzan y están echando al suelo la perspectiva del fracaso, hipótesis en la que había fundado Uribe su regreso al poder. La aviesa jugada de uno de sus aliados, el procurador Ordóñez, para sacar a Gustavo Petro de la Alcaldía de Bogotá ha elevado el protagonismo de la izquierda en la coyuntura y ha opacado la persistente acción opositora del uribismo. Su campaña para el Congreso ha perdido brillo y la de su pupilo Óscar Iván Zuluaga a la Presidencia no despega. La reacción de Uribe frente a esta realidad desconcertante tiene tintes desesperados. En recientes declaraciones dijo que había un oscuro pacto entre el presidente y
La voz de los oprimidos