Crónica Tomado de las 2 Orillas Por Gabriel Ángel 19 - diciembre - 2018 A Armando lo parió una india que él jamás conoció. Y sus rasgos físicos indicaban que su padre también debió ser indígena. Era de baja estatura, cabello erizado y mirada extraviada. Su madre, agobiada por la miseria, se lo regaló a un negro que se encargó de su crianza desde cuando tenía tres años. Creció en La Dorada, Caldas. Por eso sus compañeros lo llamaban paisa, pese a lo cual su entonación tenía todos los rasgos del hablar indígena. Se comía algunas palabras, en ciertos momentos no lograba hacerse entender y era usual que usara artículos femeninos o plurales para sustantivos masculinos o singulares, como en la rancho o los avión. A los trece años resolvió huir de la casa del negro porque éste le pegaba mucho y de manera cruel. Claro, él también era un diablo, un chiquillo inmanejable. De la escuela en que lo matriculó su padre adoptivo cuando tenía 10 años, lo expulsaron finalmente porque
La voz de los oprimidos