Análisis Por María Méndez Colombia Soberana Las horas pasan lentas entre el espanto y la esperanza. Pareciéramos revivir los años del final de la década de los 80 y los 90. Casi dos masacres por semana perpetradas por el Estado y sus grupos militares y paramilitares. Todo tenía su origen en el hecho histórico que significaba los diálogos entre la guerrilla y el gobierno de Belisario Betancur. La esperanza de paz había surgido en Casa Verde, luego, la traición y el bombardeo con que el gobierno de César Gaviria pretendía asesinar al Camarada Manuel Marulanda Vélez y a toda la dirección de las FARC. Siguieron años oscuros masacres tras masacre bajo la mirada y batuta del Estado y los medios masivos de comunicación que deformaban la información y avalaban la política de terror estatal que no dejaba de asesinar, violar, quemar calcinar la esperanza, sin embargo ésta resurgía en el Caguán. Estos diálogos se erigían como una ventana abierta
La voz de los oprimidos