Comunicado FARC-EP Leyendo la columna LA BARCA DE CALDERÓN del Nuevo Siglo, nos encontramos con una propuesta sorprendente, algo inesperada, de Álvaro Leyva Durán, un hombre de paz, proponiendo un “cese al fuego, una tregua bilateral, pero de verdad. Controlada. Con una Comisión de verificación Internacionalizada de la tregua”, de alguna manera inspirada en los Acuerdos de la Uribe de 1984. Una poderosa razón debe animar a Leyva para lanzar su iniciativa hacia el farallón de la soberbia, donde han chocado lastimosamente, propuestas similares, cargadas de humanidad, como las de Piedad Córdoba de Colombianos por la Paz y de Monseñor Monsalve, Obispo de Cali. Vemos al gobierno, como empieza a verlo la mayoría de los colombianos: atrapado en la telaraña de una victoria militar, vendida por ilusionistas y estrategas del fracaso. Alguien debiera musitarle que la “solución final” de los guerreristas es una quimera desquiciada, que solo sirve para obstruir la salida polí
La voz de los oprimidos