Opinión Por Maureén Maya Estoy llegando a pensar, que el expresidente y senador Uribe, no es más que la encarnación de la mala suerte. Pobre hombre… No contento con las injurias a su padre (un campesino que se hizo muy rico en la década de los setenta, cuando por coincidencia empezaba a despuntar el narcotráfico, llegando a tener hasta helicóptero para visitar sus fincas, un lujo que se daban muy pocos millonarios de la época), el destino hizo que precisamente su helicóptero apareciera por coincidencia en Tranquilandia, el más grande laboratorio de cocaína jamás encontrado. Esa tremenda trampa del destino, junto con su participación como rejoneador en las corridas de toros que organizaba Pablo Escobar (para socializar la causa de “Medellín sin tugurios”) y su estrecha amistad con los miembros del Clan Ochoa, dio para pensar sin pruebas, que don Alberto Uribe Sierra tenía cercanías con el narcotráfico y el Cartel de Medellín. Desde siempre, se ha hecho evidente la
La voz de los oprimidos