" ¿Cuánto más habríamos logrado si el gobierno hubiese aceptado brindarle a los colombianos la tranquilidad que puede derivar de una tregua bilateral de fuegos y un cese de hostilidades?" FARC-EP
Comunicado
Por Delegación de Paz FARC-EP
La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, octubre 27 de 2013
Con la paciencia y la tranquilidad se logra todo…, y algo más
Benjamín Franklin
A los buitres que viven de la muerte, a los señores del miedo y de la guerra, como llamó el Presidente Santos el día de ayer en Viotá, a los que se oponen a la paz, los exhortamos desde La Habana, a nombre de los 30 millones de pobres de Colombia, víctimas de la política neoliberal, que dejen sentar las bases de una paz estable y duradera, con transformaciones estructurales en lo político, económico y social. La injusticia social, la ausencia de democracia, de soberanía, esa es la verdadera mula muerta atravesada en el camino de la paz. Sí, compatriotas de Colombia y de Nuestra América, esa es el escollo que debemos apartar del camino si queremos llegar a la reconciliación.
Pero, preste atención Presidente Santos, es una necesidad morigerar el lenguaje de candela que ordena sin reflexión a las Fuerzas Militares y de Policía continuar la ofensiva militar hasta exterminar a la contraparte insurgente. La historia ha demostrado que eso no es fácil, que con órdenes y palabras sonoras dirigidas a la galería, no se puede doblegar la creciente inconformidad social que despierta y moviliza pueblos en Colombia.
Como lo afirma el comandante de las FARC, Timoleón Jiménez, es un mensaje contradictorio decir que se busca la paz exhibiendo al mismo tiempo en cada mano, con sonrisa exultante, las cabezas de los líderes de la insurgencia con quien se dialoga de paz. ¿Para qué restregar sal en heridas que no cicatrizan fácilmente? De esa manera no se impulsa ningún proceso de paz, no se genera confianza entre las partes.
El gobierno no debe caer en el error de siempre, de pretender hacer del proceso de paz, un sainete de sometimiento. Nuestra voluntad es de reconciliación, no de rendición.
Del huevito de la seguridad democrática de la que habla el Presidente, está renaciendo el buitre del guerrerismo uribista; de nada sirve disfrazarlo de gallo. De lejos se nota, que como buen carroñero, quiere ver muerta la paz para devorarla. Mucho ojo, señor Presidente, con semejante engendro.
Siempre hemos estado de acuerdo en meter el acelerador para seguir avanzando en los acuerdos, pero el carácter expedito de un proceso no es un problema solamente de velocidad en el tiempo. Se requiere además que no se sigan colocando obstáculos innecesarios a cada propuesta que hacemos para lograr las transformaciones sociales de las que usted mismo habló en sus discursos del sábado, pero que los millares y millares de hombres y mujeres que salieron a protestar durante las semanas anteriores, no ven por ningún lado.
Es difícil creer que las brechas se están cerrando con supuestas obras e infraestructura, empleo, vivienda y educación gratuitas, subsidios a familias en acción, becas de créditos para los bachilleres, etc., etc. La tendencia de crecimiento de la desigualdad entre los ricos que se hacen cada vez más ricos y los pobres que se hacen más pobres; esa enorme brecha, no se cerrará mientras se sigan ejecutando absurdos como ese de aumentar en 8 millones de pesos (cerca de 4.000 dólares) las primas de parlamentarios, ministros y magistrados, en un país donde 12 millones de compatriotas sobreviven con menos de un dólar diario tratando de resolver sus necesidades fundamentales.
Será una empresa imposible sacar de la pobreza a la gente, mientras se sigan quemando más de 6 puntos de nuestro Producto Interno Bruto en el fuego de la guerra.
A nuestro modo de ver, mucho ha sido lo construido hasta el momento en materia de acuerdos a lo largo de este año de conversaciones en medio de la confrontación. ¿Cuánto más habríamos logrado si el gobierno hubiese aceptado brindarle a los colombianos la tranquilidad que puede derivar de una tregua bilateral de fuegos y un cese de hostilidades?
El país debe saber que ya son más de 30 las cuartillas que recogen los convenios construidos entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP en la mesa de La Habana, y este avance cierto nos llena de optimismo para continuar. Por eso creemos que ahora, más que nunca, todos los colombianos y la comunidad internacional en general, deben darle un decidido apoyo a los esfuerzos de paz.
Adenda: No es nada prudente para un proceso serio y trascendental como el que adelantamos, imponer mecanismos unilaterales de refrendación o tergiversar propuestas como la constituyente que aún no hemos sustentado.
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