Comunicado
Consejo Político Nacional CPN
Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común FARC
Bogotá, 15 de mayo de 2019.
En el día de ayer, nuestro compañero Wilson Saavedra (Jorge Enrique Corredor González), ex guerrillero de las FARC-EP, fue asesinado por dos sicarios en la ciudad de Tuluá, Valle del Cauca.
Wilson, un campesino sencillo, con una gran sensibilidad, entregó lo mejor de su vida a la causa por un mejor vivir para la mayoría de los colombianos. Desde muy joven se vinculó a la lucha insurgente, llegando a ser jefe del frente Víctor Saavedra y finalmente, responsable de organización del Bloque Alfonso Cano.
Fue un constructor de Paz y un factor fundamental para cimentar la reconciliación en el Valle del Cauca. Los pobladores rurales de la parte alta de los municipios de Tuluá, Sevilla, Buga y Palmira dan fe de su compromiso y entrega por el bienestar de las comunidades.
A este hecho se suman los más de ciento treinta y nueve asesinatos de exguerrilleros que firmaron el acuerdo de paz y hechos tan aberrantes como el crimen del bebe Samuel David Gonzales, en la Guajira y el homicidio por parte de la fuerza pública de Dimar Torres, en la zona del Catatumbo.
Sin lugar a dudas, hay sectores que quieren llevar el Acuerdo de Paz a una encrucijada, que pueda desembocar en un nuevo ciclo de violencia, de consecuencias incalculables para toda la nación.
Una combinación perversa de factores, conspira para que así sea; al asesinato sistemático de exguerrilleros se suma una agresiva campaña de estigmatización contra el partido FARC, sus integrantes y dirigentes, lanzada desde la bancada parlamentaria del partido Centro Democrático; a la vez que se persiste en la idea gubernamental de impulsar proyectos y medidas, de apariencia legal, para desnaturalizar lo acordado y se conoce de inaceptables presiones contra las altas cortes, incluida la Jurisdicción Especial de Paz, para que fallen en un determinado sentido, temas sensibles para la paz del país.
Señor presidente Duque, desde el inicio de su gobierno solicitamos una reunión con usted, para saber a qué atenernos frente a su compromiso con el cumplimiento del Acuerdo Final de Paz, sin que hasta el momento hayamos tenido respuesta positiva. ¿A qué número de muertos debemos esperar, antes de que usted, como jefe de Estado y cabeza de gobierno se decida a recibirnos?
Colombia debe saber que quienes firmamos el Acuerdo de paz por parte de la insurgencia, no vamos a desfallecer en el propósito de buscar el camino que nos lleve a la reconciliación y la convivencia pacífica entre los colombianos, sabemos que por ese camino nos encontraremos con los sectores mayoritarios del país que están cansados de ver tanto sufrimiento inutil para nuestro pueblo.
En este momento de dolor, reiteramos nuestra disposición de sentarnos a dialogar con todos los sectores del país, en procura de un gran acuerdo nacional que nos permita hacer el tránsito de la Colombia desgarrada por más de medio siglo de violencias, a una sociedad con una paz completa que incluya todos los factores que hoy perturban la tranquilidad de los colombianos. Estamos convencidos que ese noble propósito, aún hoy es posible; en todo caso, dicho acuerdo tendrá que ser sobre la base del cumplir cabalmente lo ya pactado.
Al tiempo que agotemos los recursos legales para garantizar el cumplimiento de lo acordado, vamos a movilizarnos a nivel nacional hasta lograr aunar las fuerzas necesarias que obliguen a retroceder a quienes nos quieren regresar al lodazal de la confrontación fatricida.
Simultáneamente, vamos a recurrir a la comunidad internacional, que tan generosamente nos ha acompañado, en procura de la paz para Colombia, para que nos escuchen y nos sigan acompañando; a los países garantes, a los notables, al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional, en nuestra condición de parte tratante de un acuerdo de paz.
Invocaremos todas las garantías que nos otorga el Derecho Internacional, el Derecho Internacional Humanitario, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, para exigir respeto para la vida, la integridad y seguridad personal de los firmantes del Acuerdo de Paz, los líderes sociales y las personas defensoras de Derechos Humanos en nuestro país.
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