Comunicado
Por ETCR Aldemar GalƔn
Tomando las informaciones conocidas y acopiadas hasta ahora, y basĆ”ndonos en ellas como elementos de juicio, desde el ETCR “Aldemar GalĆ”n” alzamos nuestra dolorida voz de indignaciĆ³n. Nuestra voz de rechazo ante hechos macabros como el sucedido en San JosĆ© de Tapaje, en la localidad de IsupĆ el pasado domingo 15 de octubre.
No puede pasar desapercibida la infame y cobarde masacre cometida por la banda encabezada por personajes con los nombres de Robinson Alirio Cuero Obando (Ćlvaro GalĆ”n) y Eliecer GarcĆa EstupiƱan (Marcos Arteaga) entre otros.
Ya en ocasiones anteriores estos mismos personajes, han realizado acciones hostiles contra las comunidades de las cuales hacemos parte las personas que, avanzando en el proceso de paz, honramos con los hechos la palabra empeƱada.
Dejamos claro que a estas bandas no se les puede llamar “disidencias”, como alegremente pretenden denominarlos los medios tradicionales de comunicaciĆ³n. Si fuese asĆ estarĆan planteando una lucha ideolĆ³gica y de cambio social equivocada o no, pero lo que hacen es arremeter con violencia desenfrenada, no contra un estado o gobierno, sino literalmente contra sus propios hermanos de raza y de sangre, buscando alcanzar poder local para obtener beneficios econĆ³micos particulares. Y es ahĆ donde surgen las preguntas: ¿QuiĆ©n o quiĆ©nes, en las instancias del poder del Estado y del gobierno, estĆ”n detrĆ”s de semejantes acciones? ¿QuiĆ©n estĆ” interesado en azuzar y permitir la eliminaciĆ³n fĆsica de las personas que somos portadoras de una larga y digna tradiciĆ³n de lucha popular? ¿Acaso no es la mejor coartada utilizar a estas bandas para que realicen actos de canibalismo social y polĆtico que solo favorece a los poderosos de siempre? O de quĆ© otra manera se explica que no se realicen acciones contundentes contra semejantes manifestaciones, cuando todo el mundo sabe quiĆ©nes son los integrantes y por dĆ³nde se pasean.
La alerta de que esto se estaba fraguando, la elevamos ante la composiciĆ³n tripartita del mecanismo de monitoreo y verificaciĆ³n – donde tenĆa asiento representaciĆ³n del gobierno – desde el mismo momento en que se detectĆ³ cuando transcurrĆan los dĆas de la ZVTN. Pero no pasĆ³ nada, y ahĆ estĆ”n las consecuencias.
Plagiando al gigante de la literatura colombiana GarcĆa MĆ”rquez, podemos decir que los hechos sucedidos el pasado 15 de octubre en IsupĆ, localidad de San JosĆ© de Tapaje, del Charco NariƱo, es una tragedia largamente anunciada.
Los nombres propios y seudĆ³nimos de los excombatientes de las FARC – EP vilmente asesinados allĆ, son los siguientes:
- JosƩ Miller EstupiƱan Toloza (Alexis EstupiƱan)
- Carlos Sinisterra (Kevin GonzƔlez)
- Edinson MartĆnez OrdoƱez (Carlos “Pescadito” Perea)
- Duber Alberto Obando Vallecilla (Junior Velasquez)
- JosĆ© Alfredo GarcĆa EstupiƱan (Bruno Suarez)
- Y Johan (No se logrĆ³ determinar su nombre completo)
Nos solidarizamos con los familiares de estos 6 compaƱeros cobardemente asesinados a sangre frĆa, y compartimos su dolor. No se puede permitir que esto siga sucediendo, mientras intentamos a toda costa contra viento y marea, la construcciĆ³n de un escenario en el cual la lucha polĆtica se de en una atmĆ³sfera de confrontaciĆ³n abierta de ideas, para que el uso de las armas sea algo innecesario.
Este hecho, sumado a la masacre de campesinos a manos de la misma Fuerza PĆŗblica Oficial, sucedida recientemente en la localidad de Tandil de Tumaco NariƱo, y el asesinato el dĆa de hoy – 17 de octubre – del dirigente JosĆ© Jair CortĆ©s integrante de la Junta del Consejo Comunitario del Alto Mira, en la vereda Restrepo de Tumaco, (solo para referenciar los hechos mĆ”s recientes en el occidente del paĆs), no contribuyen a reconstruir la confianza que las comunidades han perdido en las instituciones del Estado, por su descarada connivencia con el cĆ”ncer de la corrupciĆ³n oficial en todas sus manifestaciones.
Exigimos del gobierno no solo la acciĆ³n oportuna – que no se ve – ante estos terribles hechos, sino la presencia del Estado con inversiĆ³n para el verdadero desarrollo social que garantice el mejor vivir de los colombianos en estas olvidadas zonas del paĆs, donde las juventudes tengan mejores horizontes y posibilidades que les permita ver con claridad el camino correcto a seguir, en otras palabras: la implementaciĆ³n oportuna de los Acuerdos de La Habana. Aplicando la mĆ”xima martiana, hay que decir que “la mejor medicina es la que precave”. La desidia oficial puede dar al traste con el propĆ³sito de paz de las mayorĆas en este paĆs. No queremos ni pensarlo.
DirecciĆ³n PolĆtica, ETCR “Aldemar GalĆ”n” Policarpa – NariƱo.
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