Análisis
Tomado de FARC
Por Mauricio Jaramillo
El proceso de implementación de los Acuerdos de Paz avanza con dificultades. Algunas propias del paquidérmico aparato burocrático, y otras, producto de permanentes acciones de sabotaje propiciadas por sectores de derecha, quienes históricamente, desde la comodidad de sus hogares y lujosas oficinas, hicieron de la guerra su modus vivendi, erigiendo poderosas maquinarias electorales y acumulando grandes fortunas.
Desde el punto de vista de quienes le apostamos a la Paz, la aprobación de la JEP, que hoy es discutida en el Congreso de la República, significará la apertura de una inmensa puerta a la verdad, y con ella estamos comprometidos.
Será así como las víctimas que reclaman merecidamente conocer con certeza lo ocurrido, y donde aportaremos sin vacilaciones nuestra cuota de responsabilidad, se buscará también revelar la identidad de aquellos que organizaron y patrocinaron el fenómeno paramilitar como política de Estado. Es la manera de saldar una deuda histórica con Colombia y así continuar el tránsito por los caminos de la reconciliación, cerrando un ciclo de dolor y garantizando no repetición.
Hoy aparecen los intereses políticos y electorales de terceros, arengando supuestos amaños en la elección de los Magistrados que regirán la JEP, la cual cumplió todos los requisitos puestos por el Comité de Escogencia. Llamando la atención que aquellos que hoy se apartan del compromiso con los acuerdos de La Habana y se niegan a su implementación, son la colectividad donde hay mayor número de militantes involucrados en casos de parapolítica, corrupción y otros hechos como despojo de tierras a los campesinos y vulneración a sus derechos.
Como Partido Político, las FARC estamos dispuestos a someternos a la Jurisdicción Especial para la Paz, lo hemos dicho en repetidas ocasiones, no sentimos el temor de contar al pueblo colombiano la verdad de todo lo ocurrido en el marco de la guerra. Ya hemos pedido sincero perdón a las víctimas como muestra de una decidida disposición por construir un nuevo país, donde quepamos todos y jamás se vuelva a hacer uso de la violencia en política.
Resuena entonces las preguntas ¿Por qué le temen a la JEP? ¿Qué es aquello que el país no puede conocer? ¿A quién se protege? y otros tantos interrogantes que se formulan en un intento por descifrar el interés de partidos como Cambio Radical, hoy buscando pista en la mezquina agenda del Centro Democrático, quienes hacen lobby en los pasillos del Congreso para intentar hundir esta Ley.
En el espíritu de los acuerdos, es claro que su columna vertebral son las víctimas, por ello le apostamos a una justicia restaurativa para quienes han sufrido la guerra. En la JEP no solo participaremos miembros de las FARC, sino que a ella se acogerán militares, policías y civiles que quieren contribuir con la verdad, siendo esto de gran importancia para la reconciliación nacional.
Esperamos que hoy en el Congreso de la República se logre cumplir el objetivo, permitiendo que la Paz que tanto esfuerzo ha costado, sea preservada como derecho y se permita avanzar en las necesarias transformaciones que la harán estable y duradera.
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