Entrevista
Por Semana
Monseñor Ómar Sánchez, obispo de Tibú, advierte que el Gobierno no está listo si se firma un acuerdo con las FARC. Cree que hay que dialogar con el EPL.
Semana.com: ¿Cuál es la realidad en el Catatumbo frente a los acuerdos de La Habana que serán puestos en marcha en esta región, una de las más conflictivas del país?
Monseñor Ómar Sánchez: En el Catatumbo hay una realidad muy tensa por cuanto están los tres actores que quedan como grupos subversivos evidentes. Aunque el reducto del EPL se quiera mostrar pequeño, tiene un influjo muy importante y está tomando un nuevo aire. La muerte de Megateo no necesariamente disminuyó su competencia. El ELN es una guerrilla que se siente mucho, tiene control territorial. La punta de lanza la tienen las FARC, son protagonistas, determinan lógicas de relación, tendencias económicas, perfiles de vocación política, controles territoriales.
Sigo constatando que la gente no está identificándose con esta paz, la ve muy abstracta, es escéptica, no la creen posible dentro del territorio, creo que no está asimilando, como ya debería ser, el proceso de La Habana. En la base de nuestra gente, los campesinos siguen girando en torno a la coca como dinámica natural de sustento económico, al margen de si se negoció eso o no. Uno sigue viendo que hay grandes apuestas para sembrar más hectáreas, para sostener las que hay, un gran sector del campesinado sigue involucrado en eso y no está mirando al tiempo lo que ocurre en Cuba. El Estado es muy lento, su apuesta fundamental está en La Habana pero en los territorios las cosas no están puestas.
Semana.com: En el Catatumbo se ve difícil la implementación de los acuerdos. ¿Ese el mayor reto que tiene el Gobierno?
M. O. S.: Me imagino un proceso muy largo, no me imagino antes de 15 años empezar a respirar un clima de paz, pero echo de menos que deberíamos tener una gran expectativa, estar alistando los morrales para esta gran aventura de paz. Ojalá que el Estado no se equivoque en lo que pactó, pues hay riesgos altísimos: que de pronto dejen meter a los políticos en esto administrar una paz que no les duele, que no la añoran, que lo vuelvan un instrumento de más burocracia, de estructura política antigua. Si el Estado hace las cosas bien, cumple, es exigente, dialogante con las regiones, si es ordenado, hay una pieza ganada.
La otra pieza son las FARC y, si se suma, el ELN. Que las FARC cumplan, que no entremos en acusaciones mutuas, sino que empiecen a integrarse a la vida real y que su inserción en la comunidad sea propositiva, organizada, tolerante, muy limpia sin ningún vicio de ideologización de las regiones, ni de totalitarismo. La sociedad civil tiene que estar muy pendiente porque vamos a tener dificultades ya que no nos hemos apropiado del proceso, esa es una pata que no veo muy clara, no veo que el gobierno esté listo, no sé calcular con qué dificultad o acierto llegarán las FARC, todo está por verse.
Semana.com: Usted dice que el EPL está resurgiendo, el Gobierno lo considera como un grupo criminal y no como subversivo. ¿Cree que toca hacer la paz con ellos?
M. O. S.: El problema no es nominalista, como me llaman a mí. El problema es que ellos están en el territorio, hacen presencia subversiva con uniformes y armas, tienen un discurso poco creíble que todos lo ligan a las tareas de la coca y el narcotráfico, sin embargo fungen como eso y hay que darles el crédito que eso producen. Es una negociación inevitable que, supongo, ellos tendrán que buscarla también. Si ven que el ELN avanza, si ven que la formalización con las FARC va en serio, lo que se haga en los territorios los va dejando sin argumentos, se queda el EPL solo, es lógico que intentarán un acuerdo.
Se supondrá que al llegar la paz las comunidades empiezan a beneficiarse con los acuerdos agrarios y eso va a darle un panorama nuevo al Catatumbo. Un diálogo de paz con el EPL tendrá que resolverlo en su momento el gobierno nacional.
Semana.com: Las FARC dicen que no firmarán un acuerdo de paz mientras subsistan los grupos paramilitares. ¿En el Catatumbo pueden resurgir?
M. O. S.: Tiene que saber que aquí hay bandas criminales, todas provenientes de las entrañas del paramilitarismo y están en toda la frontera, para hablar de mi Diócesis desde Puerto Santander hasta Campo2, todo ese territorio lo dominan ellos. Ese es un riesgo muy alto, una realidad que el país ha aceptado y sigue avanzando.
Tienen derecho las Farc a tener miedo porque hay historia en este país de que van eliminado una a una a las personas que militaron una tendencia ideológica, pero también resulta abstracto decir que hasta que no haya ningún paramilitar no avanzamos. Donde hay dinero, donde hay riqueza los paramilitares son como sanguijuelas que finalmente chupan a una región, a unas comunidades, con vacunas, controles, lo que finalmente los engorda y es cuestión de que el Estado poco a poco haga presencia en estos territorios.
Semana.com: El presidente Santos dijo que no negociaría con las bandas criminales. ¿Se tendrá que negociar con ellas?
M. O. S.: Se entiende que los procesos de paz que se están haciendo en el país son grupos subversivos que tienen una apuesta, una visión de la realidad política y económica, pero esas bandas criminales tienen un objetivo estrictamente económico, son empresas del crimen. Yo no sé si algún día se llegará a eso, por ahora lo que si tengo claro es que con los grupos subversivos hay que dialogar, detener este baño de sangre y entrar en una propuesta de construcción de país, con una democracia real en perspectiva de una paz grande.
Semana.com: En el Catatumbo hay mucho escepticismo con la paz, en La Gabarra o en El Tarra no hay presencia del Estado. ¿Los grupos armados son los dueños y amos de la zona?
M. O. S.: Pues eso es lo que los bogotanos no entienden, lo que no entienden los que todos los días se sientan a mirar el conflicto desde el televisor. Ese es el tema que tenemos que resolver. ¿Por qué una gran parte de los colombianos tiene que estar bajo el dominio de unos actores armados y el olvido de un Estado que no pone los puentes, la salud, que no educa, que le quita la posibilidad a la gente en territorios tan ricos para tener una vida digna?. Ahí está la cuestión, por eso tenemos que acabar la guerra y resolver cómo esas personas se reintegran a la vida civil y como el Estado entra a estos territorios para que los campesinos tengan otro futuro.
Semana.com: ¿Usted cree que con el ELN se podrá lograr un acuerdo de paz?
M. O. S.: El ELN efectivamente tiene un pensamiento mucho más radical, es federado y en ese sentido más complejo para llegar a acuerdos. Tiene principios demasiado afirmados, hipotéticamente sería más difícil dialogar y llegar a acuerdos, pero personalmente he visto que han evolucionado en los últimos años. El hecho de que estén sentados en una mesa es evolución, paradójicamente siempre han hablado de paz, lo que pasa es que ponen unos presupuestos para negociar muy altos.
Yo estoy contento con esa noticia, tenía miedo que se negociara con las FARC sin haber empezado el diálogo con el ELN; se cumplió un deseo personal porque es enganchar el último vagón, si se hace bien los primeros tres años con las FARC, este año y el próximo son claves para darle motivación al ELN para que dé pasos importantes.
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