Análisis
Por María Méndez
Fundación Colombia Soberana
En pleno proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo FARC-EP, en el mes de diciembre la Corte Suprema de Justicia (de injusticia en este caso) revoca la decisión del Tribunal de Medellín, en el cual se califica como crímenes de lesa humanidad los hechos ocurridos contra la Unión Patriótica en el marco de la persecución del Estado.
Según el fallo de la Corte, dado a conocer hace pocos días, no es un crimen de lesa humanidad asesinar sistemáticamente 6.000 líderes de la UP. No son un crimen las masacres, las amenazas, las torturas, las desapariciones la muerte y la destrucción.
Para la Corte es muy normal asesinar dos candidatos presidenciales, alcaldes, concejales, campesinos. No, no es un crimen porque ellos no estaban en el ojo del huracán, porque ellos no eran los que estaban arriesgando su vida, porque a ellos no los estaban torturando, porque ellos no tuvieron que tomar la decisión de abandonar el país, dejarse matar, dejarse encarcelar o tomar las armas para defender su vida e ideales.
Según la Corte el exterminio masivo y sistemático de un partido político no es un crimen de lesa humanidad. Entonces para ellos Mapiripan, Segovia, Apartadó no son masacres, los casi 8 millones de colombianos adoloridos y olvidados no son víctimas.
Pero les recuerdo algo, mientras no haya verdad y justicia real por estos hechos, la sangre de nuestros compañeros sigue corriendo, roja, intacta, viva, y todo aquel que se preste para esconder la verdad sobre estos hechos tendrá manchadas sus manos de esta sangre que pide justicia.
Hay muchas formas de matar y exterminar, y negar una verdad tan tangible para beneficiar los intereses de algunos, es una de ellas. La Corte Suprema de Justicia levanta sus armas contra nuestros compañeros asesinados, contra los que seguimos y tomamos sus banderas y contra el pueblo colombiano. Una vez más el Estado ha disparado a mansalva y traición contra la Unión Patriótica. Sigue el exterminio.
Es preocupante esta determinación porque no es un buen mensaje para el proceso de paz. El proceso que se basa, entre otras cosas, en la verdad, se verá amenazado cuando el Estado mismo comienza a negar esas verdades como lo ha empezado a hacer con este lamentable fallo.
Me pregunto ¿Quién en su sano juicio dejará las armas y empezará a trabajar por la paz desde las comunidades y la cotidianidad, arriesgando la vida y la integridad de su familia teniendo como precedente que el Estado niega que un exterminio como el de la UP sea crimen de lesa humanidad?
Los comunistas y los movimientos de izquierda creemos que la firma de un acuerdo de paz es para que todos tengamos la posibilidad de hacer política, de participar, de decir lo que pensamos y en lo que creemos sin miedos, de iniciar nuevas luchas sociales para construir un país justo, humano y digno para todos.
No crean que las FARC firman el acuerdo y el pueblo se quedará ahí mirando qué migajas nos va a tirar el estado y a observar cómo las transnacionales nos siguen sacando de nuestro territorio. No, nosotros vamos a luchar por el país que queremos porque el país es nuestro no de una élite política y transnacional. En un escenario de paz, el pueblo hará por medio de la política lo que es debido: vamos a forjar nuestro futuro nosotros mismos.
Y ahí está el temor, si todas las ramas del Estado no ponen de su parte y si no se soluciona el problema de los paramilitares el genocidio se puede repetir, y con este antecedente de la Corte ¿qué opciones nos quedan? las de siempre: Ser presos, morir, exiliarnos o tomar las armas. Porque NO NOS VAMOS A CALLAR. Después de más o menos 90 años que lleva el Estado exterminando al pueblo no ha aprendido que el pueblo colombiano es digno y no sabe vivir arrodillado.
El poco compromiso con lo que se dialoga en La Habana y con la verdad en Colombia es muy preocupante. Los llamamos a la reflexión, a imaginarse un país donde cabemos todos y todas, a imaginarse un amanecer nuevo con dignidad, derechos y los colombianos todos construyendo y haciendo grande nuestra amada patria.
Por el momento solo nos queda movilizarnos, y el compromiso inmediato es por la UP el día viernes 4 de marzo en un plantón solidario a partir de las 11:30 de la mañana en Bogotá, frente a la sede de la Corte Suprema de Justicia, calle 12 con carrera 7. Los esperamos.
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