Análisis
Por María Méndez
Fundación Colombia Soberana
El Ejercito de Liberación Nacional ELN comienza la fase pública de los diálogos con el gobierno. Que la segunda guerrilla más fuerte de Colombia se "monte al tren de la paz" de cara al país es un respiro de alivio para los colombianos, sobretodo para aquellos que sufren al guerra en carne propia: las comunidades constantemente vulneradas, bombardeadas y violentadas; las casi 8 millones de víctimas del conflicto armado y, sin lugar a dudas los militantes guerrilleros, los soldados y sus familias que sufren a diario en una guerra bastante larga.
Pero la ultraderecha y aquellos que han vivido de la guerra y no en la guerra, se revuelcan en su propia basura. Les mortifica pensar que la guerra, eso que les dio poder, que los mantiene en sus comodidades, que les da fruto sin que ellos o sus hijos derramen una gota de sangre, se acabe. Les asusta pensar que tendrán que pagar por las masacres y todos sus crímenes, les da rabia pensar que el pueblo empobrecido comenzará a tomar las riendas de su propio destino.
El paro armado y las amenazas a los líderes sociales que los Urabeños, las Águilas Negras y el Clan Úsuga, que no son más que los paramilitares que desde antes de 1962 ya asolaban, desplazaban, llenaban de sangre nuestro país, y aterrorizaban a los colombianos, son una muestra de ese miedo que los carcome.
Las viejas táctica de infundir temor en "la proporción necesaria" : ni poco que no actúe ni mucho que insurreccione y de exterminar los líderes sociales, de izquierda y comunista, hoy la fortalecen.
No podemos dudar por un momento que detrás de este arremetida paramilitar hay fuerzas políticas, económicas, militares y extranjeras. El gobierno aún se hace el de la vista gorda, el miedo crece y el exterminio de la izquierda acecha.
Ante esto no podemos desfallecer ni dar un solo paso atrás. Debemos proteger la paz a toda costa, debemos movilizarnos contra los paramilitares, por la dignidad del pueblo colombiano, en pro de los diálogos, en una palabra por una Colombia con paz, justa y hermosa, una Colombia para todas y todos.
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Este es un espacio para la sana exposición de las ideas. La paz se hace con un diálogo fundamentado en la descencia y el respeto. Por favor omitir groserias y vulgaridades.