Análisis
Por María Méndez
Oficina de Comunicaciones y Derechos Humanos CODH
Fundación Colombia Soberana
Durante el proceso de paz en la Habana debe reconocerse que las FARC-EP han mostrado, como en todos los procesos de diálogos que han adelantado con el gobierno, gran voluntad de llegar a un acuerdo que beneficie a todos los colombianos.
Más de 300 propuestas mínimas para conseguir la paz con justicia social, treguas unilaterales, la última de ella indefinida que mantuvieron pacientemente hasta que las bombas del gobierno masacraron a guerrilleros dormidos, entre ellos, dos integrantes de la Delegación de Paz de la guerrilla.
Es repetitivo, pero nunca nos cansaremos de decirlo: en Colombia los muertos valen según el lado del conflicto al que pertenezcan y el valor es dado por la minoría que se cree dueña de este país.
Cuando un soldado muere fue “cobardemente asesinado”; cuando la muerte toca la puerta de los colombianos de a pie sea por desatención médica, hambrunas, sed, la bala militar o paramilitar, las cámaras no se ven y si lo hacen solo es para decir “un señor(a) se murió"; pero si las bombas caen y destrozan los guerrilleros ellos “fueron neutralizados o dados de baja”.
Todas las muertes en Colombia nos debe doler. Detrás de cada soldado, campesino, sindicalista o guerrillero que muere en nuestra tierra hay una familia sufriendo, hay sueños inconclusos y millonarios llenándose los bolsillos de dinero.
Los ríos de sangre que traspasan a Colombia se convierten en miseria para el pueblo y en grandes fortunas para las multinacionales, los extranjeros y la minoría oligárquica y/o mafiosa apátrida.
Aprovechamos la ocasión para preguntarle al señor Fiscal ¿por qué no salió furibundo a declarar delito de lesa humanidad los bombardeos nocturnos y sobre seguro que el gobierno de Santos lanzó sobre guerrilleros que dormían y no se podían defender? Bombardeos que, aparte de ser un golpe de mano del gobierno, pudieron poner en jaque el proceso de paz. Ahí si se le acabaron las palabras ¿cierto?
Esta actitud del fiscal y de tantos políticos que se rasgaron las vestiduras cuando los lamentables hechos del Cauca indigna, pero no tanto como el descaro que tiene el presidente al insinuar que no entiende por qué las FARC terminaron la tregua y remata diciendo que "si están pensando que así se hace la paz, están equivocados de cabo a rabo" ¡Eso es no tener vergüenza señor presidente!
El Ejército hostigó durante la tregua a los guerrilleros en sus territorios, bombardeo, asesinó y no contento con eso, también la arremetió contra la población civil. ¿Si agreden a un ejército armado, con experiencia militar qué esperan que suceda?
Pero para eclipsar el rechazo de la sociedad colombiana hacia la doble moral y el juego sucio del gobierno, salen los medios a magnificar las acciones bélicas de las FARC, omitiendo claro está, los bombardeos y atropellos que el Ejército y la Policía comete contra la población civil diariamente.
Olvidan estos guerreristas que las acciones militares de la guerrilla están dirigidas contra la infraestructura y su natural antagonista en el campo de batalla, el Ejército y la Policía, cosa que lamentablemente no podemos decir del accionar de las Fuerzas Militares que no ha cesado sus ataques a la población civil, por nombrar un sólo ejemplo las comunidades del Putumayo, eso presidente sí da tristeza, usted si se equivoca de cabo a rabo.
Más de 300 propuestas mínimas para conseguir la paz con justicia social, treguas unilaterales, la última de ella indefinida que mantuvieron pacientemente hasta que las bombas del gobierno masacraron a guerrilleros dormidos, entre ellos, dos integrantes de la Delegación de Paz de la guerrilla.
Es repetitivo, pero nunca nos cansaremos de decirlo: en Colombia los muertos valen según el lado del conflicto al que pertenezcan y el valor es dado por la minoría que se cree dueña de este país.
Cuando un soldado muere fue “cobardemente asesinado”; cuando la muerte toca la puerta de los colombianos de a pie sea por desatención médica, hambrunas, sed, la bala militar o paramilitar, las cámaras no se ven y si lo hacen solo es para decir “un señor(a) se murió"; pero si las bombas caen y destrozan los guerrilleros ellos “fueron neutralizados o dados de baja”.
Todas las muertes en Colombia nos debe doler. Detrás de cada soldado, campesino, sindicalista o guerrillero que muere en nuestra tierra hay una familia sufriendo, hay sueños inconclusos y millonarios llenándose los bolsillos de dinero.
Los ríos de sangre que traspasan a Colombia se convierten en miseria para el pueblo y en grandes fortunas para las multinacionales, los extranjeros y la minoría oligárquica y/o mafiosa apátrida.
Aprovechamos la ocasión para preguntarle al señor Fiscal ¿por qué no salió furibundo a declarar delito de lesa humanidad los bombardeos nocturnos y sobre seguro que el gobierno de Santos lanzó sobre guerrilleros que dormían y no se podían defender? Bombardeos que, aparte de ser un golpe de mano del gobierno, pudieron poner en jaque el proceso de paz. Ahí si se le acabaron las palabras ¿cierto?
Esta actitud del fiscal y de tantos políticos que se rasgaron las vestiduras cuando los lamentables hechos del Cauca indigna, pero no tanto como el descaro que tiene el presidente al insinuar que no entiende por qué las FARC terminaron la tregua y remata diciendo que "si están pensando que así se hace la paz, están equivocados de cabo a rabo" ¡Eso es no tener vergüenza señor presidente!
El Ejército hostigó durante la tregua a los guerrilleros en sus territorios, bombardeo, asesinó y no contento con eso, también la arremetió contra la población civil. ¿Si agreden a un ejército armado, con experiencia militar qué esperan que suceda?
Pero para eclipsar el rechazo de la sociedad colombiana hacia la doble moral y el juego sucio del gobierno, salen los medios a magnificar las acciones bélicas de las FARC, omitiendo claro está, los bombardeos y atropellos que el Ejército y la Policía comete contra la población civil diariamente.
Olvidan estos guerreristas que las acciones militares de la guerrilla están dirigidas contra la infraestructura y su natural antagonista en el campo de batalla, el Ejército y la Policía, cosa que lamentablemente no podemos decir del accionar de las Fuerzas Militares que no ha cesado sus ataques a la población civil, por nombrar un sólo ejemplo las comunidades del Putumayo, eso presidente sí da tristeza, usted si se equivoca de cabo a rabo.
Comentarios
Publicar un comentario
Este es un espacio para la sana exposición de las ideas. La paz se hace con un diálogo fundamentado en la descencia y el respeto. Por favor omitir groserias y vulgaridades.