Comunicado
Junio 29 2015
Durante su visita a La Habana nos hemos reunido con el humanista Ravi Shankar, con el cual hemos intercambiado sobre la paz, sobre la vida, o mejor sobre el arte de vivir.
Sin humanismo los proyectos sociales fallan. Estamos de acuerdo. Los valores humanos deben ser elevados a las más altas cumbres de la dignidad, y el fundamental es el de la vida. Y para que alcancemos vida digna para todos, es decir la plena materialización de los derechos, necesitamos la paz.
El derecho síntesis, la paz, está por encima de intereses personales y visiones jurídicas que llenan de obstáculos el camino de la reconciliación.
El odio y la venganza, la ley de talión, deben hacerse a un lado para que los colombianos podamos culminar los diálogos con un nuevo contrato social sustentado en principios de humanidad.
El derecho penal del enemigo no podrá interponerse a la gran marcha de la patria por la paz. Por encima de las prisiones, por encima de esas leyes fabricadas que solo sirven para enredar a los débiles y de ninguna traba a los fuertes, está el restablecimiento de la concordia y el sueño colectivo de prosperidad.
No hay que olvidar que la rebelión armada es un derecho natural, universal, que tienen todos los pueblos para resistir a regímenes injustos, y que ella está guarnecida por la amnistía general y el indulto.
En diálogo con los plenipotenciarios del Gobierno en La Mesa de Conversaciones, hemos resuelto, apartándonos del Marco Jurídico para la paz, optar por un sistema integral de verdad, justicia, reparación integral y no repetición, que considere el delito político con sus más amplias conexidades; y en ese camino de construcción andamos.
La verdad relatada de manera pura y limpia, tiene efectos sanadores y reparadores y también la fuerza suficiente para ordenar que ciertas conductas pasan a ser cosa juzgada.
Coincidimos con el maestro Shankar, en que en el fondo, todos somos víctimas. Y si partimos de esa comprensión, podremos dejar atrás, amarrada en el pasado, una historia triste de violencia que no ha de repetirse, porque la sociedad ha dicho NUNCA MÁS.
Deseamos avanzar en las conversaciones de paz de La Habana, rodeados del ambiente benéfico de un cese al fuego, que nos ahorre más victimizaciones inútiles y permita unas conversaciones en un ambiente de sosiego por el silenciamiento de las armas.
Ojalá podamos los colombianos abrazar pronto el principio ghandiano de la no violencia.
Agradecemos, maestro su preocupación y esfuerzo por traer hasta La Habana su mensaje de paz y sus palabras de reconciliación.
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Este es un espacio para la sana exposición de las ideas. La paz se hace con un diálogo fundamentado en la descencia y el respeto. Por favor omitir groserias y vulgaridades.