Análisis
Tomado de ANNCOL
Por La Ola Política
Cuando todos nos preguntábamos qué había pasado con el escándalo del Hacker, que sacudió los cimientos de la campaña política presidencial entre los meses de mayo y junio pasados, y que puso al descubierto los juegos
tenebrosos del uribismo para ganar las elecciones, reaparece Andrés Sepúlveda ante los medios de comunicación, para revelar más detalles de una historia de terror, donde se involucran varios de los personajes más relevantes de la vida nacional.
Ataviado con un chaleco antibalas, y asegurando que han descubierto y desbaratado tres intentos para asesinarlo, y que duerme con una cobija antibalas, Sepulveda no deja títere con cabeza.
En la revista Semana y en el noticiero de RCN, habla de los actores principales de una trama criminal que puso en jaque la institucionalidad política del país, pero que por fortuna fue derrotada categóricamente en las urnas.
Los nombres de Álvaro Uribe, Oscar Iván Zuluaga, David Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos, María Fernanda Cabal, José Felix Lafaurie, Alejandro Ordoñez, el general Rey y los responsables de Andrómeda, quedan al descubierto en las declaraciones de Sepúlveda como los responsables de una campaña sucia en contra del presidente Santos, el alcalde Petro, el proceso de paz e importantes personalidades del mundo político, social, económico y periodístico del país.
Sepúlveda, que se autodenomina como “más uribista que Uribe”, pierde la contundencia de su voz cuando hablaba de la soledad en que vive y del abandono y la traición a la que lo sometieron sus patrones políticos, luego de caer en desgracia al ser capturado por las autoridades y estar en la ruta de ser condenado a por lo menos 12 años de cárcel.
Este sórdido episodio de la vida política colombiana, se debe convertir en un punto de partida para analizar con tranquilidad y frialdad qué enfermedad está sufriendo la democracia; qué virus atacó a una amplia porción de la sociedad que respalda hechos tan ilegales como los que se pusieron al descubierto en la pasada campaña presidencial; qué sostiene el fenómeno político de Uribe, a pesar de estar siempre metido en los más oscuros episodios del país; cuál debe ser la salida que concite a la mayoría de los ciudadanos para preservar la dignidad y la majestad del Estado; y cómo blindar el proceso de paz de loa ataques despiadados de un sector que amaba la guerra y sueña con derrotas militares que no fue capaz de ejecutar exitosamente en ocho años.
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