Análisis
Colombia Soberana
María Méndez
Álvaro Uribe me parece un personajillo peligroso, de poca monta, pero con un potencial criminal terrible. Creo que fue la misma idea que tuvieron los oligarcas colombianos y sus amos en la Casa Blanca cuando lo pusieron en el Palacio de Nariño.
Yo soy de la opinión que detrás del entramado de hilos que manejan todo esto siempre está la mano criminal del gobierno y del Pentágono de Estados Unidos. Esta es una madeja de hilos desordenada casi imposible de desenredar pero cuidadosamente planeada.
A Uribe lo montaron en la casa de Nariño de la noche a la mañana. Con una celeridad increíble comenzaba a ascender en las encuestas mientras 'desaparecían' por arte de magia su oscuro pasado, viejos amigos, sus escándalos y se obviaba de forma cínica sus 'nuevos amigos' de campaña (especialmente los de el Norte del Valle y la costa).
Uribe llega a ser presidente en un momento en el que se necesitaba una fuerza delincuencial potente para 'limpiarle' el camino a los gringos y a las multinacionales, 'fortalecer' a costa de todo las FFMM y 'tomar medidas' para 'pacificar' a Colombia, entre otras cosas.
No es que la oligarquía no pudiera con esto, siempre lo ha hecho, ahora lo hace y mientras el pueblo no luche por el cambio lo seguirá haciendo, sólo que era imprescindible 'acelerar el proceso' y a la vista de unas crisis sociales y económicas que preveían, necesitaban a quien culpar, en el largo plazo, de las desgracias del país.
El panorama de la Colombia de finales de los noventa era muy diferente. Habíamos descubierto que nuestra gran constitución no era la panacea, que el triunfo sobre los carteles del narcotráfico al que tanto le habíamos apostado era tan frágil y vacío que asustaba, vimos el comienzo del desfile de los jinetes del apocalipsis que entraban por las puertas abiertas del libre comercio, las grandes ciudades ya habían conocido el miedo que por más de 40 años sufrían los campesinos, los jóvenes citadinos le apostaban de nuevo a la lucha y el conflicto social con expresión armada tomaba un inesperado camino que preocupaba a la oligarquía, al señor Clinton y a las sombras omnipresentes del Pentágono.
Cerramos el siglo con una combinación de esperanza de paz y el vilo del recrudecimiento de la guerra, cosa que era inevitable. Los últimos años de los 90 vivamos una realidad y nos contaban otra. Por un lado observábamos una avanzada militar y estratégica de la guerrilla de las FARC-EP, pero por el otro los medios de comunicación cacareaban, como ahora, el debilitamiento y el fin de esa guerrilla. Vino la Zona de Despeje, los diálogos de paz en medio de la guerra, una distracción para ocultar el Plan Colombia.
Se llega el nuevo siglo, nuevas elecciones presidenciales, nuevas decisiones del imperio. Implantado el plan Colombia, trazadas las estrategias y definido el futuro, era pertinente acabar los diálogos, 'retomar' esa zona y echar a andar los planes.
El delincuente preciso ya lo habían escogido. Capaz de hacer lo increíble por su apetito feroz de dinero y poder, gestor e impulsor de esos grupos de vándalos asesinos de los que los 'cacaos' y las multinacionales dependen tanto pero que niegan conocer y con rabo de paja para poder ser manipulado fácilmente por el imperio.
Álvaro Uribe sube al poder y en 8 años sembró los campos de terror, empezando por la antigua Zona de Despeje, en donde se encontró la fosa común más grande de Latino América; implantó una política social y económica que inundó el país con mareas de desplazados, aumentó los niveles de miseria y desempleo y se dedicó a terminar de aniquilar derechos como la salud y la educación; entregó todo el país a las multinacionales; arreció la guerra contra las guerrillas dejando oleadas de muertos echándole más candela a un conflicto que de por sí siempre ha sido bastante explosivo; La corrupción, que ya era uno de los males del país, la lleva a unos límites impensables que hoy día todavía nos asombra; de la constitución, que no era lo mejor del mundo, terminó descuartizando lo medianamente bueno que poseía; y a nivel internacional encendió los odios en las fronteras de los países cuyos gobiernos le apuestan a la independencia, al pueblo, gobiernos que son obstáculos para el imperio, gobiernos como el de Venezuela.
Cualquiera diría que un criminal como este tendría que estar preso. Ha cometido desde peculado hasta aterradores delitos de lesa humanidad. Pero no. Aunque muchas veces sea un completo estorbo a los mandatos de Washington y es una piedra en el zapato para Santos, Uribe todavía tiene mucho que dar al amo yankee, eso queda completamente demostrado en el papel que está cumpliendo en la actual crisis de Venezuela.
Desestabilizar un país al que odia con todo el alma es una tarea que intentará cumplir y ruega que se le dé, pues en medio de su arrogancia el señor Uribe debe saber qué le pasa a los capataces sirvientes del imperio cuando ya no le sirven. El circulo se cierra más a su alrededor, y los colombianos ya no le creen, de revés en revés la angustia de Uribe es mayor ¿La intervención en Venezuela es una estrategia desesperada para mostrarle resultados a su amo gringo?
Ahora queda bastante claro que el señor del mal es un peligro para la estabilidad de América Latina. Estará dispuesto a hacer todo el trabajo sucio que las oscuras sombras del Pentágono le pongan puesto que no está en sus planes pagar por sus delitos. Álvaro Uribe no es sólo un problema para Colombia, sino también para la América libre y soberana. Amanecerá y veremos, por ahora confío en la fuerza del pueblo venezolano para defender su revolución bonita y en la entereza del sufrido pueblo colombiano porque tarde o temprano Uribe también caerá.
Cerramos el siglo con una combinación de esperanza de paz y el vilo del recrudecimiento de la guerra, cosa que era inevitable. Los últimos años de los 90 vivamos una realidad y nos contaban otra. Por un lado observábamos una avanzada militar y estratégica de la guerrilla de las FARC-EP, pero por el otro los medios de comunicación cacareaban, como ahora, el debilitamiento y el fin de esa guerrilla. Vino la Zona de Despeje, los diálogos de paz en medio de la guerra, una distracción para ocultar el Plan Colombia.
Se llega el nuevo siglo, nuevas elecciones presidenciales, nuevas decisiones del imperio. Implantado el plan Colombia, trazadas las estrategias y definido el futuro, era pertinente acabar los diálogos, 'retomar' esa zona y echar a andar los planes.
El delincuente preciso ya lo habían escogido. Capaz de hacer lo increíble por su apetito feroz de dinero y poder, gestor e impulsor de esos grupos de vándalos asesinos de los que los 'cacaos' y las multinacionales dependen tanto pero que niegan conocer y con rabo de paja para poder ser manipulado fácilmente por el imperio.
Álvaro Uribe sube al poder y en 8 años sembró los campos de terror, empezando por la antigua Zona de Despeje, en donde se encontró la fosa común más grande de Latino América; implantó una política social y económica que inundó el país con mareas de desplazados, aumentó los niveles de miseria y desempleo y se dedicó a terminar de aniquilar derechos como la salud y la educación; entregó todo el país a las multinacionales; arreció la guerra contra las guerrillas dejando oleadas de muertos echándole más candela a un conflicto que de por sí siempre ha sido bastante explosivo; La corrupción, que ya era uno de los males del país, la lleva a unos límites impensables que hoy día todavía nos asombra; de la constitución, que no era lo mejor del mundo, terminó descuartizando lo medianamente bueno que poseía; y a nivel internacional encendió los odios en las fronteras de los países cuyos gobiernos le apuestan a la independencia, al pueblo, gobiernos que son obstáculos para el imperio, gobiernos como el de Venezuela.
Cualquiera diría que un criminal como este tendría que estar preso. Ha cometido desde peculado hasta aterradores delitos de lesa humanidad. Pero no. Aunque muchas veces sea un completo estorbo a los mandatos de Washington y es una piedra en el zapato para Santos, Uribe todavía tiene mucho que dar al amo yankee, eso queda completamente demostrado en el papel que está cumpliendo en la actual crisis de Venezuela.
Desestabilizar un país al que odia con todo el alma es una tarea que intentará cumplir y ruega que se le dé, pues en medio de su arrogancia el señor Uribe debe saber qué le pasa a los capataces sirvientes del imperio cuando ya no le sirven. El circulo se cierra más a su alrededor, y los colombianos ya no le creen, de revés en revés la angustia de Uribe es mayor ¿La intervención en Venezuela es una estrategia desesperada para mostrarle resultados a su amo gringo?
Ahora queda bastante claro que el señor del mal es un peligro para la estabilidad de América Latina. Estará dispuesto a hacer todo el trabajo sucio que las oscuras sombras del Pentágono le pongan puesto que no está en sus planes pagar por sus delitos. Álvaro Uribe no es sólo un problema para Colombia, sino también para la América libre y soberana. Amanecerá y veremos, por ahora confío en la fuerza del pueblo venezolano para defender su revolución bonita y en la entereza del sufrido pueblo colombiano porque tarde o temprano Uribe también caerá.
Otro guerrillero con miedo de URIBE :D
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