Análisis
Por Marco León Calarcá - Delegación de Paz de las FARC-EP
Crisis total, caos, descuadernamiento, asesinatos, terrorismo de Estado, paramilitarismo, listas de muerte, desgreño judicial, corrupción, impunidad, falta de dignidad y dolor de patria, inteligencia legal e ilegal –según convenga-, chuzadas, interceptaciones convenidas o al menos avisadas, aspiraciones de paz con zanahoria o garrote, pobreza, miseria, paseos de la muerte, carruseles, podredumbre electoral. Sí, tienen razón, acertaron, hablamos de Colombia. De su Establecimiento, de los que la mangonean a su antojo hace siglos.
Resistencia popular expresada en marchas, huelgas, paros, mingas, constituyentes por la paz, congresos por la misma. Una insurgencia digna no derrotada ni política ni militarmente. Un pueblo valiente en lucha por sus derechos y por cambios necesarios para construir la paz, anhelo de solución. Sí, seguimos hablando de Colombia. De las pobrerías. De las inmensas mayorías.
Un proceso de diálogos con la enorme responsabilidad de encontrar salidas diferentes a la guerra encaminadas a la reconstrucción y la reconciliación. Con poderosos enemigos, dentro y fuera de las fronteras patrias.
Colombia, su pueblo, merece la paz con justicia social. Rodear La Mesa de Conversaciones, presionar de manera positiva la construcción de acuerdos, exigirnos a las partes cumplir con la expresada voluntad política por la solución, es solidaridad. La concitamos, la necesitamos y con humildad creemos que la merecemos.
Miremos algunos casos, hablamos de hechos de este año.
Amenazas de muerte, listas macabras a todo lo que signifique oposición. Vieja práctica del terrorismo de Estado y su instrumento, el paramilitarismo. Claro, acompañadas de asesinatos y encarcelamientos.
Operaciones militares de inteligencia, primero ilegales y por obra y gracia del Presidente, hoy legales, ¿quién entiende?¿Cuál es su objetivo? ¿Quién las ordenó? ¿Quién las usufructúa? Alguna explicación debe haber, exigimos muchas respuestas.
Anuncio de reinicio de las aspersiones aéreas. Criminal acción contra el mundo, además parte de la fracasada guerra contra las drogas y flagrante contrasentido en la idea de tener un medio ambiente favorable a los acuerdos en La Habana, preciso cuando se discute el tema, solución al problema de las drogas ilícitas.
Desde su costumbre de decidir sin consultar con nadie, pues eso hace el dueño, Luis Carlos Villegas acepta las imposiciones del Congreso estadounidense, dice “esas exigencias no aplicarán”. Es esa su idea y la realidad dirá. Lo imperdonable es la falta de dignidad patria, además de recibir limosna las aceptan condicionadas, en lugar de contribuir a generar entornos para producir, Colombia lo puede, tiene riquezas y pueblo trabajador. Desarrollo para acabar con la miseria, vida digna producto del trabajo. Ese es el futuro.
La mafia apoderada de la justicia, las altas cortes rendidas al clientelismo y las cuotas burocráticas, además de los carruseles denunciados. Ahora reforzada con el lefrebvismo de Don Procurador y su banda, el apoyo de la, nada clara, Contralora y los miedos del Fiscal General. ¿A propósito todavía existe la Defensoría del Pueblo?
La elecciones, el tema del momento, en medio de la corrupción y la impunidad, verdadera danza de los millones y así se habla de democracia. Entre la corrupción, el fraude, la inseguridad, el terror y los astronómicos costos, se excluye cualquier posibilidad de participación popular.
Condiciones infrahumanas, hacinamiento, muerte y podredumbre en las cárceles, mientras los bandidos de Interbolsa, los de la multimillonaria estafa tienen la casa por cárcel, solo para citar un caso, no es nada particular y los militares sus centros de reclusión, más parecidos a lugares de veraneo. Formas de la imperante ley del embudo.
Insistimos, estos son hechos del año que apenas comienza. Razones suficientes para mantener en alto las banderas de la Paz con justicia social y persistir en la búsqueda de acuerdos en La Habana para construir soluciones.
La Habana, 13 de febrero de 2014.
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