Análisis
Tomado de Prensa Rural
Por Dairo Ruiz
No hay otro camino digno para el pueblo colombiano que no sea la paz con justicia social, este puede ser el momento, pero no para las deserciones, ni sectarismos o hegemonismos; el terreno de los revolucionarios y demócratas es para un proyecto unitario de amplia convergencia, y desde el auge de la protesta social, que con las mayorías insurrectas intensifican con sus luchas y sus fuerzas, el cuestionamiento a la guerra neoliberal.
Hoy en Colombia no hay ninguna hegemonía político-ideológica instalada en el escenario nacional, por el contrario, sigue creciendo la reconstrucción de una izquierda social que en la búsqueda de la Liberación Nacional crece la unidad, y rechaza el hegemonismo, para como pueblo asumirse como un renovado actor político.
Así que la convergencia, la articulación y la construcción de luchas comunes movilizadas, serán el camino para derrotar a la oligarquía, para edificar el camino de la lucha popular desde la izquierda, como para romper nuestra dependencia en relación al imperialismo, que en su profunda crisis, buscara torcer el rumbo revolucionario de Nuestra América, y la determinación de paz de las mayorías colombianas, en las que hay claridad a cerca de su proceso emancipa torio, de sus riquezas, soberanía; y necesidades de unidad.
Hay que buscar entonces, la convergencia de diversas identidades populares, en la dirección de preservar un objetivo estratégico común contra hegemónico, que afiance la unidad y el reconocimiento de las necesidades populares, hoy enajenadas violentamente por capital y terrorismo de Estado.
Será la unidad popular por la paz y la democracia una creación heroica del pueblo Colombiano, las masas colombianas seguirán allanando el camino para una Nueva Colombia, pero no esperarán para ello su apaciguamiento; el pueblo, seguirá trabajando en la solución política negociada al conflicto desde la acción cotidiana, desde su hechura propia y anti dogmática, teniendo siempre claro el carácter criminal del enemigo de clase, y los peligros que ha de sortear.
Por ello, son muchas las lecciones del 2013 para el pueblo colombiano, quizá una de las más importantes tiene que ver con el inicio de un nuevo ciclo de la historia nacional, en la que el protagonismo de las mayorías alienta la unidad popular a favor de los intereses nacionales colectivos; para enfrentar las profundas causas estructurales, y terminar con el conflicto social y armado originado en la desigualdad, el saqueo y el crimen estatal.
Este es un momento de movilización creciente del pueblo, exige de mayor unidad y lucha de las mayorías sojuzgadas, pues hoy marca un significativo ascenso de los distintos sectores sociales, para ponerse en la dimensión de conquistar un gobierno con una hegemonía democrática y popular, que se plantee profundas transformaciones al modelo de dominación del capital financiero, pero sobre la base de la más amplia unidad de todo el pueblo.
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