Comunicado
Por Estado Mayor Central FARC- EP
“Persistiremos en nuestros esfuerzos por alcanzar
la paz democrática por las vías civilizadas del diálogo tal como lo hemos hecho
desde hace 44 años, porque es nuestra concepción revolucionaria, porque así son
nuestros principios”.
Comandante Alfonso Cano.
Dos años atrás, el 4 de noviembre de
2011, entre la fosca enrarecida por los estampidos de las bombas, la metralla y
el opresivo olor a pólvora, a mansalva, sin riesgo en el combate, arrancaron
violentamente de la comunidad de la resistencia latinoamericana al comandante
Alfonso Cano, el hermano mayor, el comandante general de la confraternidad
revolucionaria fariana.
Todas las emociones
se disparan en esta fecha en el conjunto de la militancia guerrillera,
miliciana, del partido y en la inmensa masa de simpatizantes que acompaña
nuestro sueño por la paz. Inmensa es la ausencia de quien no está hoy presente
ayudando a modelar certezas. Pero también es inmensa en toda la colectividad
fariana, la responsabilidad de hacer realidad su legado de justicia social, de
amor por los pobres y desamparados, y de combate contra la desigualdad y los
privilegios de los opresores. Formidable es nuestra convicción de mantener
firme el timón sobre el rumbo de la paz, para que esta pueda posarse plena en
los hogares de todos los colombianos, como él lo corroboró hasta el último
aliento.
Para hablar de Alfonso Cano, ese excelso
comandante guerrillero del altiplano colombiano, hay que retraer las luchas históricas de
todos los oprimidos en la construcción de modelos de gobiernos liberadores e
independientes; tejer los hilos de las luchas sociales, juveniles,
estudiantiles, obreras y campesinas; recordar el dolor y la rabia de los
encarcelados y perseguidos; ubicarse en el escenario de la luchas de mujeres,
indígenas y negritudes. Hay que henchirse de utopías, de literatura, de cine,
de arte, de historia, de equilibrio medioambiental, de sacrificios por la
colectividad, de mucho amor por los seres humanos. Porque su vida y sus
emociones, desde muy joven, estuvieron aferradas a los anhelos de los pobres
por mejorar sus condiciones de existencia, consagradas a investigar y
multiplicar la palabra y acción de los sojuzgados de nuestra América y del
planeta, a espabilar resistencias, a nutrir el pensamiento crítico y
emancipador de la humanidad, a articular la sólida argumentación teórica y
práctica que requiere la nación para apropiarse de su destino y enterrar la
opresión.
Para los capitalistas y sus portavoces
jurídicos y mediáticos, que reclaman a diario obsecuencia ante el insaciable
modelo de explotación, Alfonso, ese fuego atronador de la rebeldía continental,
fue un mal ejemplo. Él perturbaba la tranquilad de sus privilegios. Por eso
toda la fuerza del terror mediático y militar de los opresores nacionales y
trasnacionales cayó sobre su humanidad para asesinarlo. Y después de asesinado
vomitaron infamias sobre su cuerpo inerte.
Perdimos un magnifico líder, pero con él
crecimos y seguimos creciendo, ampliando y estrechando lazos con las inmensas
masas de colombianos que luchan por una paz justa y verdadera, por mejores
condiciones de vida, por mejores
salarios. Que se movilizan contra las mafias enriquecidas a costa del deterioro
de la salud de los colombianos y sus necesidades de vivienda; que se
manifiestan multitudinarios por el derecho a la educación, por el derecho a la
tierra para el campesino que la trabaja. Contra la judicialización y
criminalización de la protesta social; contra la privatización de la educación,
los servicios públicos y la entrega del territorio y los recursos naturales a
corporaciones multinacionales, a monopolios nacionales y a latifundistas
criollos.
El pueblo de Colombia, en toda la
amplitud de su geografía humana, avanza movilizado contra la injusticia
económica y social que incrementa el gobierno neoliberal de Juan Manuel Santos.
Y por encima de la fascistización de
todos los espacios de la sociedad, también la insurgencia se aferra al terreno
de la acción política y militar, confirmando una vez más, con su accionar y
presencia activa en la mesa de conversaciones en la Habana, que la paz es la
única fórmula valedera para resolver un conflicto que va a cumplir medio siglo
el próximo año.
La paz que se construye desde la Habana
ha concitado el apoyo nacional, un creciente número de iniciativas acompaña el clamor
por la concreción de acuerdos que afiancen la reconciliación. Todas estas
iniciativas las hemos recogido e integrado a nuestra visión de paz, porque
vienen del pueblo y sus anhelos. Por eso saludamos las propuestas presentadas
por el Doctor Álvaro Leyva Duran y la
Doctora Clara López en representación del Polo Democrático, porque todo lo que
aporta a avanzar hacia la paz y en contra de la guerra, es sustancial para el
logro de la reconciliación. Ojalá el gobierno tenga la capacidad de
interpretarlo con sentimiento patrio y no meramente reeleccionista.
Y a quienes se esfuerzan por el
mantenimiento y profundización de la guerra gracias a la cual prosperan, a
quienes exigen mayor impunidad para proteger las atrocidades cometidas por
militares y policías y se desgañitan contra la inconstitucionalidad de la
reforma al fuero militar, los invitamos a prestar atención a los millones de
colombianos que se manifiestan a diario porque la barbarie termine, a que
pongan atención al sentir de oficiales de bajo rango, suboficiales y soldados,
que en las zonas de operación expresan el cansancio por la guerra y sus
atrocidades, y rehúyen el combate esperanzados en un cese total de la guerra.
A quienes desde posiciones transitorias
de poder ministerial aúllan amenazas de aniquilamiento a la guerrilla, y
anuncian nuevos contingentes de soldados para hacer la guerra; y a quienes no
creen que llegamos a la Habana “porque es nuestra concepción revolucionaria,
porque así son nuestros principios” como afirmó Alfonso, sino porque estábamos
derrotados, les recordamos las palabras de este, en carta al general Valencia
Tovar: “Sustentar cualquier propuesta en la imagen que vende la propaganda
oficial de unas FARC derrotadas, atosigadas de impúberes, sin apoyo de masas,
sin comunicaciones, etc., no es serio. El General Valencia debe recordar cómo
la mentirosa campaña mediática del gobierno de los Estados Unidos con ocasión
de su agresión a Vietnam, finalmente le rebotó en contra”.
En la memoria del comandante Alfonso
Cano nos crecemos de esperanzas por la paz y en acompañamiento de colombianos
que padecen las injusticias del régimen. En estos dos años de ausencia nos ha
inspirado su claro mensaje: “los caminos que conducen al incremento de la lucha
popular en sus más variadas formas y a la conquista del poder, nunca han sido
fáciles, ni en nuestro país ni en ninguna otra parte del mundo, ni ahora ni
antes. Solo la profunda convicción en la victoria, en la justeza, validez y
vigencia de nuestros principios y objetivos y un monolítico esfuerzo colectivo,
garantizarán el triunfo. A los reaccionarios que hacen cuentas alegres con las
FARC les informamos que la intensidad de la confrontación nos ha fortalecido,
hemos estrechado vínculos con las comunidades, sus organizaciones y las luchas populares,
elevado la disciplina y el respeto por la población civil e incrementado
nuestra cualificación y aprendizaje. Han caído guerrilleros porque así es la
lucha, pero también su generosa sangre derramada es evidencia de nuestro total
compromiso con el pueblo, otros camaradas ya cubrieron la trinchera y muchos
más continúan llegando a filas, así fueron también la gesta de nuestra
independencia y todos los procesos liberadores de la humanidad donde se
desataron los demonios de la guerra….. Somos una fuerza revolucionaria con la
suficiente historia, solidez y consistencia para superar el fallecimiento de
nuestro Comandante en jefe, porque él mismo nos instrumentó y contribuyó en el
esfuerzo colectivo de consolidación política y militar. El Secretariado, el Estado
Mayor Central, los Estados Mayores de los bloques y frentes, los comandos de
todo nivel, los mandos y combatientes de las FARC-EP garantizaremos el
triunfo”.
El legado del comandante Alfonso Cano
siempre será aliento para encontrar el hilo movilizador del país hacia las
trasformaciones que reclama. Su ejemplo en el análisis de cada coyuntura, su
convicción a toda prueba, oteando siempre el horizonte estratégico, y su
desprecio a la ortodoxia, nos obligan a reflexionar sobre el método, el cómo
poder movilizar el compromiso de la gente por los cambios que reclama este
pútrido modelo en que agoniza la
humanidad.
Memoria eterna al heroico comandante.
ESTADO
MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP
Montañas de Colombia, 4 de noviembre de 2013
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