Análisis
Tomado de Kaos en la Red
Por José Camargo
El próximo 27 de junio, en la ciudad de Bogotá se llevara a cabo el llamado diálogo Nación – Región para analizar la problemática de La Guajira y acordar una agenda de soluciones concertadas para proyectos y necesidades del Departamento y sus Municipios.
Estará en ese diálogo, el Vicepresidente de la República Angelino Garzón, el Alto Consejero Presidencial para las regiones, Juan Carlos Mira, los Alcaldes de los municipios del departamento de La Guajira. Según el alcalde de Riohacha, Rafael Ceballos, el dialogo Nacion-Region, servirá para analizar desde “otras visiones” la problemática de La Guajira y acordar una agenda de soluciones concertadas. Como diría alguien, van con toda la caballería. Si el Gobierno Santos aceptó, sostener este diálogo, al menos, admite que La Guajira amerita una atención especial.
Cuando, a Colombia le metieron el riendazo, en la Corte Internacional de Justicia, el año pasado, con el fallo que le quitó 75.000 kms de mar, Santos se trasladó a San Andrés con todo su gabinete y sin preámbulos, anunció inversiones por 200 mil millones de pesos y subsidios para los pescadores por 30 mil millones de pesos. Se anunció, también reducción a la mitad de los pasajes aéreos de Satena entre San Andrés y Providencia. En la reforma tributaria se incluyeron dos puntos clave: la creación de una subcuenta dedicada exclusivamente a San Andrés y una ley especial para darle exención tributaria para los inversionistas que quisieran invertir en la Isla. En materia educativa, la Ministra de Educación María F.Campo, aseguró inversiones por 45 mil millones de pesos, para becas, estudios universitarios y para aquellos que quisieran estudiar fuera de las Islas y 219 millones de peso para el impulso del turismo. No fueron los sanandresanos los que fueron a Bogotá, fue el gobierno a quien le tocó trasladarse a la Isla, también excluida por el centralismo. Aceptemos que son circunstancias especiales, pero La Guajira también vive una situación especial. Más, aún, calamitosa. El gobierno ha tardado demasiado, porque La Guajira vive una emergencia social.
La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Adriana Gonzales, afirmaba hace unos días que: “La Guajira presenta una situación alarmante de desnutrición”. Un Departamento cuya ciudad capital se encuentra a orillas del mar Caribe, con 350 kms de playa yaún no ha logrado desarrollarse en la industria pesquera. La dieta alimenticia de los niños y niñas en La Guajira debiera ser el pescado y no la Bienestarina. Significa que en Bogotá deberá aprobarse recursos para el impulso de la mediana y pequeña industria pesquera. Como una estrategia para mejorar la calidad de la alimentación no solo del Wayuu, también la del Alijuna.
Otro aspecto, que deberá ventilarse en los Diálogos Nacion-Region, tiene que ver con la seguridad. La Guajira está tomada por las Bacrim, Rastrojos, Urabeños (Paramilitarismo).El guajiro ha sido desplazado de sus negocios tradicionales: Tiendas, Depósitos, gasolina, transporte.No somos dueño de nada. Aumenta descaradamente el boleteo a personas y negocios, el que vende el tinto, el que tiene el negocio en la esquina. La Guajira es un departamento que avanza raudamente a convertirse en una tierra de nadie, donde impera hoy la ley del más fuerte, donde no se le teme a las autoridades legalmente constituidas, sino a las que se encuentran al margen de la ley. Donde hoy el ciudadano común y corriente no cree en la política de los cuadrantes, en los anuncios del aumento del pie de fuerza, los concejos de seguridad, los retenes en las calles. El estado no tiene el monopolio de las armas, no tiene entonces como brindar seguridad. Es un Estado frágil.
Una situación, que amerita ser tratada en estos diálogos, tiene que ver con la estrategia de militarización del pueblo wayuu. Hoy es política de la policía nacional la de vincular jóvenes a este cuerpo policivo que ya no es preventivo sino un cuerpo preparado para la guerra interna que vive el país.
Anunciaba el año pasado, el Alcalde de Uribía, Abel Giacometto, que estaban listas las 10 hectáreas de tierra donde construiría la Escuela de Patrulleros Wayuu. Allí se podrán alojar más de 600 hombres y mujeres que prestaran sus servicios en los próximos meses. Este pueblo, sufrido no necesita que se le haga entrega de un fusil, necesitan de la construcción de hospitales para atenderlos y prevenirles enfermedades y penurias que hoy viven en materia de atención medica. Hay que construirles institutos técnicos especializados que tengan en cuenta su entorno. Apoyarles con créditos blandos para que no dependan de la miserableza que reciben de Familias en Acción y puedan dedicarse a la pesca y al pastoreo. Hay que diseñar estrategias efectivas para erradicar el hambre de este pueblo, con programas serios y no con mercaditos que desaparecen con el tiempo. En Bogotá tendrán que mirar con mucha seriedad este tema.
Cualquier guajiro, piensa que de Bogotá vendrá la fecha de inicio y culminación del famoso acueducto regional y porque no, con algún monto en dinero adicional al que existe para este fin. Es posible que se acerque el final de las albercas en Riohacha, muy pronto habrá agua potable y baño en la duchas. Amanecerá y veremos.
El otro tema, espinoso, tendrá que ser el de Maicao. Esta ciudad fronteriza está en su peor momento económico y social por una política miope del gobierno central que ignora que significa ser una región fronteriza. Desde hace muchos años se le viene satanizando y culpando del descalabro de la industria textil y de la industria licorera en Colombia. El periódico El Tiempo de Bogotá, la calificó en su momento de un” polvoriento bazar de artículos de contrabando” y le auguraba con una política de reformas económicas y de aranceles su desaparición (1991), pero se lamentaban diciendo, Maicao no ha dejado de florecer. No es por culpa de Maicao que la industria del zapato entro en crisis. No es Maicao la que tiene en jaque la industria textil colombiana. Es el Tratado de Libre Comercio que comienza a mostrar sus fauce.Ademas, Maicao es escenario de otro gran problema y es el de la inseguridad. Aquí también el guajiro ha sido desplazado de su trabajo. Tienen un problema de no poca monta en los diálogos de la Nacion-Region.
Es posible, también, que en esta histórica reunión, se ventile lo sucedido con las regalías que recibió el departamento de La Guajira antes de la reforma implementada por el gobierno Santo durante 26 años consecutivos y de la cual a este departamento no le quedó absolutamente nada. Si es así, ¿donde están? ¿Se esfumaron? El dinero no se esfuma, alguien se apropia de él, que es cosa diferente. El combate a la corrupción va de la mano con la prosperidad.
En estos momentos, la Guajira aun no es el ejemplo de desarrollo agro-industrial, que vaticinaba el ex ministro de agricultura Juan Camilo Restrepo. Los $ 91.000.000.000 pesos destinados para poner a parir la tierra, aun no es realidad. Y se decía que los indígenas serian los más favorecidos.
En una visita de Santos a la hermosa ciudad fronteriza de Maicao, la comunidad Wayuu le otorgó en un gesto de fraternidad el bastón del Palabrero Mayor ante lo cual expreso:”El bastón de Palabrero Mayor me está ayudando a unir, a amar y a conseguir la paz que tanto anhelamos”, Hacia referencia a los diálogos de paz, que se desarrollan en La Habana. Pero, en esos mismos diálogos y en general en el pueblo colombiano se tiene claro que no se puede hablar de paz, si no hay justicia social. La paz se cultiva desde el bienestar del pueblo y desde su prosperidad y en La Guajira no hay nada de esto…Con el hambre del pueblo no se hace demagogia
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