Análisis
Tomado de FARC-EP
Por Felix A Muñoz - Combatiente del Bloque Iván Ríos
Es la fuerza suprema de la movilización social por la paz la que hace temblar a esta burguesía aviesa.
“Ni los dioses ni los diablos han condenado a Colombia a una pena de violencia perpetua, que tiene causas terrestres y no es una fatalidad del destino”.
Eduardo Galeano.
Da mucha alegría sentir la solidaridad, el compromiso y el respaldo de personalidades del mundo como el argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz; el paraguayo Martin Almada, Premio Nobel Alternativo de la Paz; Paul Emile Dupret, asesor del Parlamento Europeo; el sociólogo estadunidense James Petras; Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y demás escritores, artistas, filósofos y periodistas, los cuales firmaron un manifiesto “por la solución política al conflicto colombiano”.
Reafirman estas personalidades lo que siempre hemos dicho nosotros, que la guerrilla es consecuencia y no causa de esta guerra, que esta guerra tiene unas raíces económicas, políticas y sociales. También ponen de presente en el documento que la insurgencia siempre ha insistido por una salida política negociada al conflicto, y señalan a los diferentes gobiernos con los que hemos tenido diálogos, de buscar siempre pretextos para romperlos “y no avanzar en la búsqueda de una paz con dignidad”.
Las cifras del documento dan cuenta de la magnitud y el horror que han causado esta guerra: sesenta años de confrontación en un conflicto interno situado entre los más antiguos del mundo y donde la población civil siempre ha sido la principal víctima: “son más de sesenta mil los detenidos – desaparecidos; ocho mil presos políticos; cientos de fosas comunes; cinco millones de campesinos, indígenas y afro descendientes violentamente desplazados de sus tierras en los últimos diez años, y miles de asesinatos políticos cada año”.
Además afirman que el Estado colombiano, junto con los grupos paramilitares, es señalado por diferentes instancias internacionales como el principal responsable de esta crueldad, y que la insurgencia (FARC-EP y ELN), aunque en muy mínima proporción, también tiene responsabilidad. Claro que la tenemos, y cuando hemos tenido desaciertos en nuestras acciones los planteamos y corregimos, porque tenemos un código revolucionario que constantemente nos está evaluando, a diferencia de esta burguesía ambiciosa que con tal de perpetuarse en el poder y de no perder sus privilegios es capaz de desangrar a todo un país.
Los intelectuales dicen que han “sido testigos de las grandes movilizaciones realizadas por extensos sectores del pueblo colombiano clamando y exigiendo una salida política que lleve a la paz con justicia social”. Hay que ver la movilización del 9 de abril, la cual pretendieron arrebatársela a sus verdaderos protagonistas, el pueblo colombiano, menesteroso de una paz con justicia social que acabe de una vez por todas con la desigualdad rampante en nuestra patria. Es la fuerza suprema de la movilización social por la paz la que hace temblar a esta burguesía aviesa, que con sus gobiernos pretenden acabar con la insurgencia y la movilización de las masas por la vía de la guerra y la criminalización, sin ver la salida razonable de la paz con transformaciones profundas del sistema económico, político y social.
Así lo que expresa, para citar un solo ejemplo, el badulaque José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), al decir que no le había gustado la movilización del 9 de abril porque “no tenía claridad, ni asunto”. Para nosotros es claro que ese señor representa y habla por el sector más poderoso del gremio ganadero, que ha arrebatado tierras a sangre y fuego, creado y patrocinado grupos paramilitares. Esa minoría detenta las mejores tierras del país, al tiempo que hay millones de desplazados engrosando los cordones de miseria de las grandes ciudades, campesinos reclamando sus tierras, huérfanos y viudas reclamando la verdad por sus muertos y desaparecidos. Es ese pequeño asunto el que lo mueve a afirmar que no cree en el proceso de paz porque atenta contra el sector rural al cual él pertenece.
Las personalidades firmantes aseveran finalmente que este conflicto, por muchas razones, incumbe a la región y al continente y no solo a los colombianos, contradiciendo así lo sostenido por la administración Santos, y que “Estados Unidos tiene una gran responsabilidad en su recrudecimiento, al pretender convertir esta nación en una base militar continental, con el fin de contener los proyectos democráticos que se desarrollan en América Latina,mientras que instancias regionales como la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, han proclamado a la región como un territorio de paz”. Mayúscula responsabilidad de la súper potencia capitalista que utiliza todo su poder para subyugar al mundo según sus sinuososintereses, disfrazados de lucha contra el terror, en vez de utilizarlo a favor de la gran mayoría desfavorecida de la humanidad, que ya sería mucho pedir.
Por eso concluyen haciendo el llamado a los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, “para que escuchen al pueblo colombiano, y se acepte la propuesta de la insurgencia para buscar una solución política negociada al conflicto. Convencidos estamos que la salida es política y no militar”. Nosotros, lo reiteramos también, estamos convencidos desde el mismo inicio de nuestra lucha, que la salida es por ahí: dialogo participativo y no excluyente de toda la sociedad colombiana.
Montañas de Colombia, 7 de mayo de 2013
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