Tomado de ANNCOL
Por Athemay Sterling Acosta, Abogado Defensor de Derechos, Director de DPDH
Colombia Enero 15 de 2013
Cada que el Movimiento Popular en sus diferentes expresiones avanzan en su lucha por los Derechos, unos para defender, otros para rescatar, y también para conquistar más, acciones que tienen como propósito lograr, o crear las condiciones favorables, para una vida digna; los narco paramilitares que son política de Estado en contra del pueblo y la sociedad, reanudan con sus conductas criminales masacrando, asesinando selectivamente, despojando de la tierra a quienes estos cobardes delincuentes agreden en todo el campo colombiano, en poblaciones y en ciudades.
Esta aguilas negras como se autodenominan son uno de los dedos gatilleros contra nosotros la Oposición Política, las y los activistas, las Organizaciones y Abogados Defensores de Derechos Humanos como lo dicen en panfleto repartido en toda Colombia, y principalmente donde el pueblo está luchando para que el Estado cumpla sus deberes constitucionales.
Si amenazan están demostrando su cobardía y conducta delictual con el apoyo seguramente de agentes de dentro y fuera del Gobierno, esa ha sido la historia colombiana, que no queremos se repita, pues afecta toda aspiración ciudadana de Paz y convivencia en la medida que se pueda ejercer los Derechos a cabalidad.
El Ejército «...nos amenaza diciéndonos que sino colaboramos ahi atrás vienen las aguilas negras y demás paramilitares que han creado según lo que necesiten, como los "machos", los "rastrojos", los "urabeños", la "empresa", la "oficina", los "carranceros", los "uribeños", las "auc", los "centauros", el "erpac", las "águilas negras", los "12 apostoles", etc, etc....» nos onotó un dirigente campesino cuando hemos recorrido el campo colombiando en su variada orogenia cuando visitamos diferentes regiones del campo que están más esperanzados en la magnífica propuesta por las Farc-Ep a la Comisión Gubernamental en la Mesa de Diálogos en la Habana que en la Ley 1448/11 llamada Ley de Víctimas y Restitución de Tierras que el Congreso en Unidad de Materia legisló, pero que no se ha podido implementar.
Esta amenaza narcoparamilitar se junta en una tenaza mortal contra la sociedad y el pueblo con la arremetida y amenaza constante de Santos de incrementar la guerra, bombardeando a la población civil en el campo destruyendo también la vida ecoambiental.
Colombia estamos entonces amenazados de muerte por el terrorismo de Estado y el narcoparamilitarismo, hermanos siameses que son un torpedo prendido contra los Diálogos de Paz y los Derechos de toda la Población Colombiana que está siendo revictimizada.
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