Noticia
Tomado de Prensa Rural
Por Horacio Duque
Lo que faltaba. En Venezuela, altos dirigentes del PSUV han señalado públicamente que los análisis sobre graves situaciones registradas recientemente contra la democracia socialista y sus más sobresalientes líderes, les permite inferir ciertamente que un ex presidente de Colombia está involucrado en planes para asesinar a Nicolás Maduro, quien reemplaza en la Presidencia al Primer Magistrado y a Diosdado Cabello, el Presidente de la Asamblea Nacional Legislativa.
Todo indica que el mencionado ex jefe de gobierno está muy activo en Cúcuta y otros puntos de la frontera adelantando reuniones semanales con reconocidos activistas de la derecha fascista venezolana para afinar sus acciones y objetivos suicidas.
La denuncia es muy grave y plantea una voz de alarma porque tal hecho tendrá serias repercusiones en las relaciones de los dos Estados vecinos, dada la investidura del funcionario involucrado.
Una ruptura de los vínculos diplomáticos entre Bogotá y Caracas produce muchos daños económicos, humanos y políticos, como lo vimos en el pasado reciente, a raíz de la operación orquestada por el DAS, conjuntamente con los paramilitares de Mancuso, para asesinar el Presidente Chávez en la capital venezolana, que a la postre fracaso por la reacción oportuna de las autoridades y el pueblo bolivariano.
Que un ex presidente del Estado colombiano participe en acciones delincuenciales para asesinar a destacados funcionarios de la República Bolivariano de Venezuela le plantea serios desafíos al gobierno y a su seguridad nacional y territorial que obligan a una reacción judicial y política oportuna. Lo que, por supuesto, exige un pronunciamiento claro y categórico del actual Presidente de Colombia y de las autoridades de la Casa de Nariño para que no queden dudas sobre su posición frente al aventurerismo del jefe ultraderechista de marras.
Guardar silencio, no adelantar las acciones penales correspondientes implica una complicidad abierta que desatara consecuencias inconvenientes en la vida diplomática nacional y binacional.
Tomado de Prensa Rural
Por Horacio Duque
Todo indica que el mencionado ex jefe de gobierno está muy activo en Cúcuta y otros puntos de la frontera adelantando reuniones semanales con reconocidos activistas de la derecha fascista venezolana para afinar sus acciones y objetivos suicidas.
La denuncia es muy grave y plantea una voz de alarma porque tal hecho tendrá serias repercusiones en las relaciones de los dos Estados vecinos, dada la investidura del funcionario involucrado.
Una ruptura de los vínculos diplomáticos entre Bogotá y Caracas produce muchos daños económicos, humanos y políticos, como lo vimos en el pasado reciente, a raíz de la operación orquestada por el DAS, conjuntamente con los paramilitares de Mancuso, para asesinar el Presidente Chávez en la capital venezolana, que a la postre fracaso por la reacción oportuna de las autoridades y el pueblo bolivariano.
Que un ex presidente del Estado colombiano participe en acciones delincuenciales para asesinar a destacados funcionarios de la República Bolivariano de Venezuela le plantea serios desafíos al gobierno y a su seguridad nacional y territorial que obligan a una reacción judicial y política oportuna. Lo que, por supuesto, exige un pronunciamiento claro y categórico del actual Presidente de Colombia y de las autoridades de la Casa de Nariño para que no queden dudas sobre su posición frente al aventurerismo del jefe ultraderechista de marras.
Guardar silencio, no adelantar las acciones penales correspondientes implica una complicidad abierta que desatara consecuencias inconvenientes en la vida diplomática nacional y binacional.
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