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Tomado de PCC
Por: Nelson Lombana Silva. -PaCoCol
Viernes, 26 Octubre 2012 08:35
(Ibagué, octubre 26 de 2012) La cárcel de Picaleña en la ciudad de Ibagué, Tolima, es una bomba de tiempo, han señalado los presos políticos mediante diversos documentos y pronunciamientos que han venido formulando, sin que las autoridades carcelarias hayan puesto atención a los justos reclamos. El centro penitenciario cuenta con 5 mil reclusos, presentándose en la mayoría de los patios serio hacinamiento. En una celda estrecha tienen que dormir en camarotes cuatro personas.
Muchos tienen que dormir en los pasillos, prácticamente a la intemperie, sobre todo aquellos que no tienen con qué pagar una celda, la cual tiene un costo que supera los 300 mil pesos. El agua llega en promedio una hora diaria, es muy restringida y falla bastante. Según internos, la semana pasada duraron más de cuatro días sin el preciado líquido.
La alimentación es deplorable. Produce asco probar los alimentos. A criterio de defensores de derechos humanos, ni los cerdos son alimentados así. Unas veces llegan éstos demasiado temprano y en otras demasiado tarde, no hay una continuidad u horario definido.
No permiten el ingreso de la prensa revolucionaria, especialmente el semanario VOZ La verdad del pueblo, es toda una odisea para ingresar un ejemplar, mientras que libros religiosos entran sin ningún problema. Hay que hacer serios malabarismos para ingresar un libro científico para que los presidiarios alimenten su intelecto. Generalmente, hay que enviarlos de otra ciudad para que dos o tres meses después sean admitidos.
Los presos que se ven precisados acudir al médico sufren toda clase de obstáculos y generalmente tienen que volverse verdaderos “genios” para convencer a la guardia de que ellos son seres humanos y tienen derecho a un trato humano.
Sin embargo, lo más peligroso y preocupante es la “mezcolanza” que hay en los diversos patios. Antes, se hacía una distinción, ubicando a parte los presos políticos, los presos por paramilitarismo y por delincuencia común. Ahora no es así, lo cual genera una tensa relación entre los internos.
Así las cosas, el penal no tiene nada de resocialización, por el contrario, es un centro donde el individuo se expone a “perfeccionar” su criminalidad y maldad. Los mismos presidiarios han indicado reiteradamente que este penal es una verdadera bomba de tiempo.
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