En definitiva, la paz burguesa no es cosa distinta al disfrute pacífico de la propiedad privada. No importa la miseria alrededor de sus castillos. A esto nos referimos con racionalidad burguesa. La racionalidad costo – beneficio, en la cual un individuo (homo economicus) actúa en tanto obtendrá un beneficio económico, orientado por el egoísmo y el individualismo.
La burguesía echó mano del cálculo racional para analizar su participación en la construcción de la paz con justicia social en Colombia. Al recurrir a sus orígenes teóricos en el capitalismo, muestran su talante mezquino, egoísta e individualista. Todo esto opuesto al Bienestar Social y a la búsqueda de la máxima felicidad del Pueblo.
En los últimos días hemos leído informes de ONGs de la empresa privada, encuestas y artículos de revistas especializadas en negocios. Han tenido como objeto la consulta a los empresarios sobre diversos tópicos del proceso, entre otros, se destacan las preguntas por los aportes económicos de la burguesía, ante lo cual muestran toda su tacañería y la indisposición a perder privilegios. Citemos algunas de las conclusiones de al menos dos de estos estudios: una encuesta de la revista Dinero y un trabajo de la Fundación Ideas para la paz.
En primer lugar, Dinero ubica la discusión justo en los términos de la elección racional: "la paz también tiene unos costos económicos y financieros que no son despreciables. Si de verdad queremos los beneficios, tenemos que ir pensando en cuáles serán los costos y cómo debemos prepararnos para asumirlos."
La conclusión es contundente: "Aunque la mitad de los empresarios cree en un acuerdo de paz, la gran mayoría no está dispuesta a pagar por ella." Les preguntaron si estarían dispuestos a pagar más impuestos para financiar las obligaciones derivadas de un proceso de paz. La respuesta del 65% es NO.
Entre los empresarios consultados, el 68% piensa que sus empresas venderían más y 79% cree que invertiría más si no hubiera conflicto armado. 62% de los encuestados cree que se reducirían los costos asociados a seguridad. 43% cree que se reducirían sus costos de producción y logística. Solo el 38% estaría dispuesto a negociar el modelo económico y el 30% la regulación de la inversión extranjera. Un 45% estaría dispuesto a discutir sobre la estatización de la minería.
La revista también citó las palabras del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, utilizando la misma racionalidad. Cárdenas dijo que la paz traería grandes beneficios económicos. Si Colombia lograra la paz crecería entre uno y dos puntos porcentuales más cada año.
La revista también cita a Daniel Mejía, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas, de la Universidad de los Andes. "Para las FARC, moverse hacia la paz implicaría erogaciones importantes. El mayor de ellos sería el costo de oportunidad asociado a dejar el narcotráfico." En un intento más por deslegitimar la insurgencia y despolitizar el conflicto, este personaje, sin ningún fundamento, dice que "en los cálculos de los jefes guerrilleros, eso es lo que estarían poniendo sobre la mesa en una negociación de paz."
Ladrón juzga por su condición. No sobra decir que la tesis de "criminales rebeldes", propia del cálculo racional capitalista, ha sido desmontada una y otra vez para explicar la militancia y la pertenencia a las FARC – Ejército del Pueblo.
En segundo lugar, encontramos un estudio de la Fundación Ideas para la Paz titulado "Líderes empresariales hablan de la paz con las FARC". (Agosto de 2012). El trabajo se realizó entre septiembre de 2011 y marzo de 2012, en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Santa Marta.
De la FIP citamos dos conclusiones directamente relacionadas con el objeto de éste texto. 1. "La mayoría de los empresarios consultados coincide en que la discusión sobre modelo económico, modelo de estado y posibles reformas estructurales es inadmisible en una mesa de negociación con las FARC." En otras palabras, los empresarios prefieren una agenda "restringida al desarme, desmovilización y reintegración de combatientes."
2. Uno de los argumentos para aportar con nuevos impuestos para financiar los acuerdos, "va de la mano de un análisis costo-beneficio de la paz, en el que los líderes empresariales apoyan el pago de un impuesto como una inversión necesaria para el progreso de sus actividades productivas. Así, en la medida en que la paz esté asegurada, mayor probabilidad de éxito tendrá cada una de sus empresas."
En definitiva, la paz burguesa no es cosa distinta al disfrute pacífico de la propiedad privada. No importa la miseria alrededor de sus castillos. A esto nos referimos con racionalidad burguesa. La racionalidad costo – beneficio, en la cual un individuo (homo economicus) actúa en tanto obtendrá un beneficio económico, orientado por el egoísmo y el individualismo.
Se trata de la idea capitalista de maximizar sus ganancias sin que ello les represente "sacrificios" de su capital. La paz resulta siendo un medio eficiente y eficaz para optimizar sus ganancias. Esto es el cálculo racional cuya paternidad es asignada a Adam Smith.
La Plataforma Bolivariana está diseñada para una sociedad alternativa. No se trata de posibilidades para incrementar las cuentas bancarías y los privilegios. Más bien de oportunidades para la vida, la vida digna de las mayorías empobrecidas de Colombia. Ello dependerá de que se les escuche.
Por eso terminamos con las palabras del comandante Timochenko: "el Gobierno busca… que se desconozca otra vez a la población colombiana, que se pacte a sus espaldas lo que en verdad solo interesa y conviene a las transnacionales, banqueros, empresarios y terratenientes. Eso no puede suceder más en este país. Las grandes mayorías deben ser escuchadas y atendidas. Nuestra propuesta apunta a eso".
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