Jaime
Jiménez
A comienzos del mes de septiembre
hemos conocido el “Comunicado de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro
(Acore) sobre las conversaciones con las FARC” [1]
Al leer este Comunicado queda uno con una mezcla de sorpresa, desconcierto e
indignación al conocer, por escrito, el talante reaccionario de la FFMM
colombianas en la presente coyuntura.
El Comunicado expone diez puntos como presupuestos y luego concreta en tres
los acuerdos con los que debería terminar la negociación. Examinemos los apartes
más importantes del Comunicado.
PRIMERO: “Bajo ninguna circunstancia podemos sacrificar nuestros
principios y valores democráticos, con el fin de lograr inciertas soluciones.”
¿Cuáles principios y valores democráticos están en riesgo de ser
sacrificados? No lo dice. En sus intervenciones ellos hablan de la democracia,
el país, la seguridad y de ahí no pasan. [i] Coincido con los oficiales
en retiro en que los valores y principios democráticos son muy importantes,
ellos ya están consignados en la Constitución colombiana. Si las conversaciones
de paz van contra la Constitución lo más lógico es impugnarlas ante los
tribunales. “Otros valores o principios democráticos” que no sean derecho
positivo (vigente y vinculante) están al margen de la ley. Este vacío
conceptual tomémoslo como un “pecadillo venial de los militares: su trabajo no
es operar con leyes”.
SEGUNDO. “Un manejo político inapropiado o equivocado frente a tan
exageradas demandas, constituiría un daño irreparable al futuro de nuestro país.
Se pondría en alto riesgo el porvenir de la Republica.”
¿Cuáles demandas? Lo que se firmó entre las partes es un “ Acuerdo general
para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera”. ¿Cuál es el contenido? Una agenda de seis puntos que incluye Política
de desarrollo agrario integral, Participación política, Fin del conflicto,
Solución del problema de las drogas ilícitas, Víctimas e Implementación,
verificación y refrendación; a su vez en cada uno de estos puntos hay asuntos
esenciales como salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza, resarcir
a las víctimas del conflicto, derechos humanos, verdad. ¿Será que el Estado
abandona sus funciones si dialoga y busca alternativas sobre todos estos
aspectos?
¿Están los militares en contra de esta agenda? Este vacío
conceptual tomémoslo como otro “pecadillo venial de los militares: su trabajo no
es operar con acuerdos, pactos, convenios o contratos.”
TERCERO. “La excesiva generosidad del Estado en este proceso
constituiría una gran muestra de debilidad que seria hábilmente explotada por
los terroristas.”
¡Madre mía! Cuando un Estado es generoso en salud, vivienda, educación,
erradicación de la pobreza, es cuando se acabarán las razones que dan origen al
conflicto social y armado que padece Colombia. ¿Será que los militares no han
visto el hambre, el atraso, la obscena desigualdad económica a lo largo y ancho
de la geografía nacional? ¿Están en contra de que esto se solucione? “Este
vacío conceptual ya tiene pinta de “pecado mortal” de los militares, hay que
estar ciego para no ver semejantes realidades”.
CUARTO. “El Gobierno sólo debe ofrecer lo que nuestras instituciones
democráticas otorgan a todos nuestros conciudadanos.”
Justamente: hay millones de colombianos que viven en la miseria absoluta y en
la pobreza. Las instituciones democráticas les ofrece demasiado poco, por no
decir que nada. Si el Estado cumple su papel y erradica semejantes males de tal
forma que todo ciudadano tenga acceso a los servicios esenciales sería
estupendo. “¡Hurra!, por este acierto conceptual de los
militares”.
QUINTO. “La paz podría ser la victoria, pero, como bien se dice, para
alcanzarla, hay que ganar la guerra. Ganar la guerra es quebrar la voluntad de
acción de los terroristas. Es debilitarlos tanto como sea necesario para lograr
que renuncien a sus aspiraciones y se sometan a las leyes de la Republica. Esto
no implica exterminar hasta el último terrorista.”
Dice Clausewitz, el sabio y universal teórico de la guerra: “Como la
guerra no es un acto de pasión ciega, sino que está dominada por el objetivo
político, el valor de ese objetivo determina la medida de los sacrificios que
hay que realizar para obtenerlo. Esto se refiere no solo al alcance de esos
sacrificios, sino también a su duración. En consecuencia, tan pronto como el
gasto de fuerza sea tan grande que el objetivo político ya no sea equivalente,
este objetivo deberá ser abandonado y el resultado será la paz. ” [ii]
Continúa Clausewitz: “...la guerra no es simplemente un acto político,
sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad
política, una realización de la misma por otros medios.” Luego concluye :
“...el propósito político es el objetivo, mientras que la guerra es el medio, y
el medio no puede ser nunca considerado separadamente del objetivo. ”
[iii]
¿Estudiaron los militares colombianos a Clausewitz? Si la respuesta es no,
grave, muy grave. Si la respuesta es sí, peor: o no lo entendieron o es tal su
mezquindad que lo olvidan a propósito. “Pecado mortal de los militares al
no aplicar a Clausewitz, por razones de su oficio, están en la obligación de
conocerlo y aplicarlo. Millones de vidas, enormes sufrimientos, valiosos
patrimonios lo reclaman.”
SEXTO. “Queremos una paz estable y duradera y unas Fuerzas Militares
altamente motivadas y fortalecidas que tengan la suficiente capacidad para
garantizarla.”
Totalmente de acuerdo. “¡Hurra!, por este segundo acierto conceptual de
los militares.”
SÉPTIMO. “No queremos terroristas ejerciendo cargos de poder y
militares que han defendido legal y constitucionalmente esta nación, condenados,
humillados y confinados en las distintas cárceles del país.”
Luego de un acuerdo de paz los insurgentes no serán terroristas. Antonio
Navarro, Gustavo Petro y muchos otros, fueron insurgentes, “terroristas” y luego
de un proceso de paz han ejercido o ejercen altos cargos públicos... “y el país
no se ha derrumbado”.
Ahora bien, la paradoja que defienden los militares es de lo más curiosa
cuando dicen que “no quieren militares que han defendido legal y
constitucionalmente a la nación confinados en las cárceles del país”. Si están
en las cárceles es porque se apartaron de la Constitución y la ley, así lo
establecieron los tribunales luego de un debido proceso. ¿Quieren entonces
impunidad total para ellos? “Pecado mortal de los militares: deben acatar,
defender y hacer cumplir la ley, no pueden estar al margen de ella.”
OCTAVO. “Negociar en medio del conflicto, favorece principalmente a los
terroristas. Siempre han aprovechado esta circunstancia para intensificar su
accionar terrorista y obtener ventajas en la mesa de conversaciones. Debe
modificarse la agenda, e imponer un cese al fuego unilateral que prohíba
expresamente el accionar terrorista indiscriminado contra la población civil, el
uso de campos minados, el desalojo de tierras, el secuestro, la extorsión, la
comisión de otros delitos atroces y la utilización del movimiento “Marcha
Patriótica” como brazo político de la organización terrorista. Este movimiento
político deberá ser liquidado hasta tanto no se llegue a un acuerdo final de
suspensión del conflicto armado.”
La mayoría de este punto son opiniones de los militares. Pero donde sí se
meten donde no los llaman es en cuanto a lo de la Marcha Patriótica (MP). Lo de
que “es el brazo político de la organización terrorista [FARC] y de que deben
ser liquidados hasta tanto no se llegue al acuerdo final”, es un despropósito
mayúsculo. Nos “suponemos” que deben ser “liquidados” por la vía legal: quien
tenga indicios de los vínculos de la MP con la guerrilla que acuda a los
tribunales y que sea un juez quien los “liquide”. Así funciona una democracia
regida por un estado de derecho. “Pecado mortal de los militares: acusar
sin pruebas a un movimiento político de ser el brazo armado de una organización
ilegal, después de que otro movimiento político homólogo suyo (Unión Patriótica)
fuese exterminado (cinco mil muertos no dejan dudas) aduciendo razones
similares.”
NOVENO. “Todo tema relacionado con nuestras Fuerzas Militares, debe ser
innegociable. De todos es bien conocido, la intención de debilitar nuestro
aparato militar, único freno real y efectivo, que les impediría lograr en un
futuro inmediato, implantar un régimen de extrema izquierda, al estilo los ya
existentes en nuestra región. En este proceso de negociaciones, sin duda alguna
trataran de imponer como mínimo, algunas condiciones como la eliminación
definitiva del fuero y de la justicia penal militar, revisión de la situación
laboral de nuestros combatientes en su carácter de régimen especial, reducción
del pie de fuerza y restricciones significativas de tipo presupuestal. También
podrían incluir la creación de una guardia o milicia nacional, que podría ser
integrada por los terroristas que sean desmovilizados.”
Para que nos entendamos, si la insurgencia se acaba o se convierte no sabemos
en qué, los militares dicen que su pie de fuerza no debe disminuir, que su
partida presupuestaria no debe modificarse y que su situación laboral,
sanitaria, de vivienda, etc., debe permanecer inalterable.
Parece ser que los militares colombianos, con lo buenos soldados que son, no
se han dado cuenta que el aparato militar colombiano no es rentable. Más de
quinientos mil efectivos sumando las FFMM (ejército, marina y aviación) y la
Policía nacional, que no han podido derrotar un puñado de miles de guerrilleros.
Porque ante el número de insurgentes, asunto este de extrema especulación e
importancia, los militares se encuentran en una sin salida.
Si son “muchos” los guerrilleros, veinte mil o treinta mil, malo: no han
servido ni el Plan Colombia, ni el Plan Patriota, ni la “ayuda” de los grupos
paramilitares haciendo guerra sucia (Terrorismo de Estado), ni el enorme
porcentaje del erario público que se han gastado, ni los más de quinientos mil
hombres que “defienden la democracia”.
Si son pocos, un poco más de diez mil contándolos a todos, peor. ¿Cómo es que
esta enorme estructura estatal, con “todos los factores a su favor”, no los ha
podido vencer? ¿Cómo es que más de 500.000 hombres no pueden derrotar a más de
diez mil insurgentes? La respuesta es sencilla: el “soldado” hambre, injusticia,
pobreza, nutre sin cesar las filas guerrilleras y lo convierte en formidable y
perenne adversario.
En cuanto a los privilegios laborales, sanitarios y de toda índole que tienen
las FFMM, que no se los toquen, siempre y cuando sirvan de referente para que se
les otorgue al conjunto del pueblo colombiano.
“Pecado mortal el de los militares que quieren continuar un conflicto civil
simplemente para conservar sus trabajos y sus jugosos presupuestos, que alcanzan
para tanto, menos para haber derrotado “al enemigo terrorista” durante más de
cincuenta años.”
DÉCIMO. “... los oficiales pertenecientes a las reservas activas de
nuestras FF.MM., consideran indispensable tener una amplia participación de
carácter permanente en las mesas de dialogo... Para este propósito, podría
pensarse en una representación de tres oficiales, uno por cada fuerza...”
Ya hay dos generales (r) en la mesa. Dos de cinco negociadores
plenipotenciarios. No podrán alegar que no fueron escuchados, con tal de que no
le hagan caso a la mayoría del decálogo que hoy cuestionamos... ¡Tercer
Urra! Por la presencia de los militares en la mesa.
Posteriormente el Comunicado de Acore recomienda que los Acuerdos finales
deben culminar en: 1. Desmovilización total y entrega de armas. 2. Suspensión
del narcotráfico por parte de los insurgentes y no inclusión de este delito como
conexo al político. 3. Acción penal real y efectiva contra quienes se
desmovilicen, mediante la correcta y justa aplicación de la ley estatutaria que
establezca el marco jurídico para la paz de reciente aprobación. La justicia
transicional, debe castigar como mínimo los delitos atroces y todas las
conductas considerados de lesa humanidad.
Al respecto solo decir que el punto de llegada lo establecerán las
negociaciones, en las que deberán intervenir muchas personas: entre otras el
pueblo organizado. En cuanto a los delitos atroces y de lesa humanidad recordar
el enorme cúmulo de sentencias, procesos y denuncias que soporta por estos
delitos el estamento castrense. “Pecado venial de los militares meterse en
temas en los que tienen rabo de paja y puede salirles el tiro por la
culata.”
Por último los militares cierran con broche de oro su Comunicado:
“Finalmente queremos hacer conocer a la opinión pública nacional, nuestra
clara intención de respaldar este proceso dentro de las circunstancias aquí
planteadas y particularmente a nuestro Comandante General de las FF.MM [el
Presidente Santos]...”.
Es decir “respaldan este proceso dentro de las circunstancias aquí
planteadas” (decálogo y punto de llegada de las conversaciones), de lo
contrario no. ¿Será posible semejante insubordinación? Los militares poniéndole
condiciones al Presidente de la República de Colombia, representante máximo de
la soberanía nacional.
Pero la cosa es más grave aún. En otro “ PRONUNCIAMIENTO DE LAS
RESERVAS ACTIVAS DE LAS FUERZAS MILITARES AL PUEBLO COLOMBIANO” [5]
firmado el 14 de junio pasado, a propósito de la aprobación del
“Marco Jurídico para la Paz”, los militares sostuvieron que “Si esto llegara
a ocurrir, nuestras tropas, como defensoras legitimas del país y de sus
instituciones, no seria extraño que pudieran terminar en las cárceles,
respondiendo injustamente por actuaciones derivadas del cumplimiento de su deber
constitucional.” Un llamado al Golpe de Estado en toda regla. Una
prepotencia sin límites.
Al ponerle condiciones a su Jefe Máximo para el proceso de paz y al
consentir acciones ilegales en caso de que se aprobara una Ley, los militares se
adentran en el terreno de la SUBVERSIÓN, DE LA DESOBEDIENCIA AL PODER SOBERANO:
EL PEOR DE LOS PECADOS MORTALES DE CUALQUIER INSTITUCIÓN MILITAR. En
cualquier país democrático esto daría para un relevo de la cúpula militar, en
Colombia no. Alianzas, servicios, favores y secretos entre la élite gobernante y
sus FFMM garantizan que no pase nada de momento. Se olvidan los militares que
han sido los guardianes de la oligarquía más represiva y astuta de América
Latina. Y que cuando se trata de negocios esta rancia élite no tiene escrúpulos.
Hoy le juegan a la paz y si llega a ser rentable para ellos y para muchos, quien
se oponga a ella y haya “cometido pecados veniales o mortales”, que se cuide.
NOTAS DEL AUTOR:
[1] http://movimiento-social-colombiano.over-blog.es/article-comunicado-de-la-asociacion-colombiana-de-oficiales-en-retiro-acore-sobre-las-conversaciones-con-l-109885164.html
[2] Ver entrevista reciente en: http://www.semana.com/nacion/esto-empezo-mal-militares-retirados-sobre-dialogos/184179-3.aspx
[3] Clausewitz, Karl von. De la Guerra. Editorial Labor, Barcelona,
1984. Pg. 65
[4] Idem cita 3, pg. 58
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